El Papa denuncia los estragos que causan las sequías en la población
Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, el Santo Padre ha pedido más inversión en infraestructuras y saneamiento, evitar la contaminación con fertilizantes y tomar medidas para que la escasez de agua no cause conflictos
El Papa Francisco ha pedido este lunes a la comunidad internacional «aunar voluntades y sumar ideas» para que «el agua sea patrimonio de todos». En el Día Mundial de la Alimentación, que se celebra el 16 de octubre con el lema El agua es vida, el agua es alimento, ha lamentado que los recursos que podrían emplearse para este fin se desvíen «a la producción y el comercio de armas ingentes recursos financieros y tecnologías innovadoras que podrían emplearse para que el agua fuera fuente de vida y progreso para todos».
Con la celebración del Día Mundial de la Alimentación la ONU desea movilizar la acción mundial para la transformación del sistema agroalimentario. Este año en particular, informa EFE, se destaca la difícil situación de 2.400 millones de personas en países con escasez de agua y de 600 millones que dependen de sistemas alimentarios acuáticos que afrontan la contaminación, la degradación de los ecosistemas y los impactos del cambio climático.
«La condición de hambre y desnutrición que hiere gravemente a tantos seres humanos es el resultado de un cúmulo de injusticias y desigualdades que deja a muchos tirados en la cuneta de la vida y permite que unos pocos se instalen en un estado de ostentación y opulencia», escribe Francisco en su mensaje. Destaca que esto «se aplica no solo a los alimentos, sino también a todos los recursos básicos».
Es el caso del agua. «En muchos lugares del planeta nuestros hermanos padecen enfermedades o mueren precisamente por la ausencia o escasez de agua potable», afirma. Las sequías provocadas por el cambio climático están dejando yermas vastas regiones y causando enormes estragos en ecosistemas y poblaciones».
«Es imprescindible invertir más en infraestructuras, en redes de alcantarillado, en sistemas de saneamiento y depuración de aguas residuales, en particular en las zonas rurales más remotas y deprimida», afirma. El Pontífice pide asimismo «elaborar modelos educativos y culturales que sensibilicen a la sociedad para que se respete y preserve este bien primario».
El agua «es esencial para lograr la seguridad alimentaria», añade el Santo Padre. Por ello, «los organismos internacionales, los gobiernos, la sociedad civil, la empresa, las instituciones académicas y de investigación, así como otras entidades han de aunar voluntades y sumar ideas para que el agua sea patrimonio de todos, se distribuya mejor y se gestione de forma sostenible y racional».
Entre algunas propuestas formuladas por Francisco, figuran «fomentar programas eficaces que eviten las pérdidas en las conducciones de riego agrícola» y «emplear plaguicidas y fertilizantes orgánicos e inorgánicos que no contaminen el agua». También «favorecer medidas que salvaguarden la disponibilidad de los recursos hídricos para impedir que una escasez aguda se convierta en causa de conflictos entre comunidades, pueblos y naciones».
«Además, la ciencia y la innovación tecnológica y digital han de ponerse al servicio de un equilibrio sostenible entre el consumo y los recursos disponibles, evitando impactos negativos en los ecosistemas y perjuicios irreversibles en el medio ambiente», añade.
Celebrado en más de 150 países, el Día Mundial de la Alimentación sirve como punto de encuentro para gobiernos, empresas, organizaciones de la sociedad civil y el público en general para combatir colectivamente el hambre y concienciar sobre el profundo impacto de la gestión responsable del agua en nuestros sistemas agroalimentarios.