El Papa denuncia «las desigualdades, la violencia y los prejuicios» contra las mujeres
«No se puede conseguir un mundo mejor, más justo, más inclusivo y plenamente sostenible sin la contribución de las mujeres», ha subrayado Francisco en el prefacio de un trabajo sobre el liderazgo femenino
Al Papa Francisco le interesa de manera especial el mundo femenino. Así lo ha reconocido él mismo en un prefacio, escrito para el volumen Más liderazgo femenino para un mundo mejor: el cuidado como motor de nuestra casa común (Editorial Vita e Pensiero), en el que asegura que las mujeres aún se ven sometidas a «las desigualdades, la violencia y los prejuicios».
En el texto, avanzado por Vatican News este miércoles 8 de marzo —Día Internacional de la Mujer—, insta a trabajar contra esta lacra. «He condenado este fenómeno en muchas ocasiones», ha recordado el Santo Padre, al tiempo que rememora una de sus homilías, pronunciada en septiembre de 2021. Entonces, dijo «que la violencia contra las mujeres es una herida abierta fruto de una cultura de opresión patriarcal y machista».
Según Francisco, si las mujeres pudieran disfrutar de la plena igualdad de oportunidades, «podrían contribuir sustancialmente al cambio necesario para un mundo de paz, inclusión, solidaridad y sostenibilidad integral». De hecho, «no se puede conseguir un mundo mejor, más justo, más inclusivo y plenamente sostenible sin la contribución de las mujeres», subraya.
La Iglesia también puede beneficiarse de la valoración de la mujer, escribe el Papa. Y la invita a no quedarse «solamente en la parte funcional». El papel de la mujer «va mucho más allá de la funcionalidad, y eso es lo que hay que seguir trabajando».
Una justa remuneración
Más allá de la Iglesia, el Pontífice denuncia que el mundo femenino todavía «sigue teniendo dificultades» para acceder a los puestos más altos del mundo laboral. Esto choca con las «ventajas asociadas a su mayor presencia y reconocimiento en las esferas de la economía, de la política y de la propia sociedad».
En este sentido, destaca que las mujeres «saben expresar tanto fuerza como ternura, son buenas, competentes, están preparadas, saben inspirar a las nuevas generaciones». Unas competencias que «es justo» que puedan aplicar en todos los ámbitos, no solo en el familiar, «y que reciban la misma remuneración que los hombres» por el mismo trabajo. «Las diferencias que aún existen son una grave injusticia», agrega.
Por último, se refiere a la educación, y ha denunciado que todavía hoy unos 130 millones de niñas en el mundo no van a la escuela. «La educación es la vía principal, por un lado, para dotar a las mujeres de las habilidades y los conocimientos necesarios para afrontar los nuevos retos del mundo laboral y, por otro, para facilitar el cambio de la cultura patriarcal aún imperante», concluye.