Francisco declara venerable al agustino recoleto español Mariano Gazpio

El Papa Francisco ha dado el visto bueno este sábado al decreto por el que se reconocen las virtudes heroicas del agustino recoleto Mariano Gazpio, uno de los fundadores de la primera comunidad de su congregación en China en 1924, que pasa a ser venerable.

Nacido en Puente la Reina (Navarra) en 1899 y fallecido en Pamplona 90 años después, la experiencia de Gazpio estuvo marcada por su servicio misionero en China, donde pasó 28 años. Tras esta etapa misionera, volvió a Navarra, donde se convirtió en maestro de novicios y prior del convento de Monteagudo y también en confesor y director espiritual en el convento teologado de Marcilla en Navarra.

Además de a Mariano Gazpio, el Pontífice ha reconocido como venerables a Felice Caneli, sacerdote diocesano italiano; a Bernardo de la Madre del Buen Amor (Sigismund Kryszkiewicz), sacerdote polaco de la Congregación de la Pasión de Jesucristo; a Colomba di Gesù Ostica (Anna Antonietta Mezzacapo), priora del Monasterio de Sante Teresa de las Carmelitas Descalzas de Macianise (Italia); a Antonia Lesino, del instituo secular Pequeña Familia Franciscana; y a laico y padre de familia húngaro Alexander Bálint

Una nueva beata para la Iglesia

Por otra parte, el Papa también ha aprobado el martirio –y por tanto la futura beatificación– de la religiosa peruana María Agostina Rivas López, más conocida como Aguchita, que fue asesinada en 1990 por la guerrilla Sendero Luminoso por odio a la fe junto a seis vecinos en el límite de la selva central del país. Perteneciente a la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, dedicaba su vida a las mujeres campesinas e indígenas.

Aguchita nació el 13 de junio de 1920 en Coracora, Perú. A los 14 años se trasladó a Lima para estudiar en el Colegio Sevilla, dirigido por las hermanas de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor. Atraída por la vida consagrada, ingresó en la congregación en 1941, donde emitió su profesión religiosa perpetua el 8 de febrero de 1949. En 1988 fue enviada a la misión en el pueblo de La Florida, donde permaneció a pesar de los peligros y riesgos, según recoge Vatican News.