El Papa: «Basta, herir a una mujer es ultrajar a Dios»

Francisco condena la violencia machista: «Basta, herir a una mujer es ultrajar a Dios»

El Papa ha reivindicado el papel de las mujeres en la Iglesia en la primera Misa del año, en la solemnidad de santa María, madre de Dios

Redacción
El Papa en la Misa de santa María, madre de Dios
El Papa Francisco durante la Misa del 1 de enero. Foto: CNS / Romano Siciliani.

«Cuánta violencia hay contra las mujeres. Basta, herir a una mujer es ultrajar a Dios, que tomó la humanidad de una mujer, no de un ángel, sino directamente de una mujer», ha exclamado el Papa en esta jornada en la que se celebra la solemnidad de santa María, madre de Dios y en la que también se ha establecido, desde hace 55 años, la Jornada Mundial de la Paz. «Por ello, desde este respuesta se puede encontrar el lugar de la mujer en la Iglesia», ha recalcado.

En la homilía, informa Europa Press, el Papa ha presentado el pesebre de Belén como «la prueba de que Dios está junto a los pastores; nace en un pesebre, un objeto muy conocido para ellos, mostrándose así cercano y familiar». «Su pobreza es una hermosa noticia para todos, especialmente para los marginados, para los rechazados, para quienes no cuentan para el mundo. Dios llega allí sin ninguna vía preferencial, sin siquiera una cuna. Aquí está la belleza de verlo recostado en un pesebre», ha destacado.

El Pontífice ha destacado que María «tuvo que pasar por el escándalo del pesebre». «Pensemos en el sufrimiento de la madre de Dios. ¿Qué hay más cruel para una madre que ver a su propio hijo sufrir la miseria? Es desconsolador. No se podría reprochar a María si se hubiera quejado por toda esa inesperada desolación. Pero no se desanimó. No se desahogó, sino que permaneció en silencio», ha añadido.

Nuestros escándalos del pesebre

Francisco ha invitado a todos los católicos a imitar la actitud de María de «conservar meditando». «Porque hay ocasiones en que también nosotros tenemos que sobrellevar algunos escándalos del pesebre», ha agregado. «Tenemos la esperanza de que todo va a salir bien, pero de repente cae, como un rayo de la nada, un problema inesperado».

En este sentido, ha destacado que la madre de Dios enseña a sacar provecho de este choque. «Nos descubre que es necesario, que es el camino angosto para llegar a la meta, la cruz sin la cual no se resucita. Es como un parto doloroso, que da vida a una fe más madura», ha dicho.

De María, el Pontífice ha invitado a tener «esta mirada inclusiva, que supera las tensiones conservando y meditando en el corazón, es la mirada de las madres». «Es la mirada con la que muchas madres abrazan las situaciones de los hijos. Es una mirada concreta, que no se desanima, que no se paraliza ante los problemas, sino que los coloca en un horizonte más amplio. Vienen a la mente los rostros de las madres que asisten al hijo enfermo o en dificultad», ha incidido.

Mirada de madre

Así, ha destacado cuánto amor hay en sus ojos, que, mientras lloran, saben comunicar motivos para seguir esperando. «Su mirada es una mirada consciente, que no se hace ilusiones y, sin embargo, más allá del sufrimiento y de los problemas, ofrece una perspectiva más amplia, la del cuidado, la del amor que renueva la esperanza. Esto hacen las madres. Saben superar obstáculos y conflictos, saben infundir paz. Así logran transformar las adversidades en oportunidades para renacer y crecer», ha destacado.

En este sentido, ha señalado que «el nuevo año se inicia bajo el signo de la Madre». Para el Papa, «la mirada materna es el camino para renacer y crecer». «Las madres, las mujeres, no miran el mundo para explotarlo, sino para que tenga vida. Mirando con el corazón, logran mantener unidos los sueños y lo concreto, evitando las desviaciones del pragmatismo aséptico y de la abstracción. Y mientras las madres dan la vida y las mujeres conservan el mundo, trabajemos todos para promover a las madres y proteger a las mujeres», ha afirmado.

«Solo podemos construir paz si la tenemos en el corazón»

Después de la Eucaristía, en el rezo del ángelus, el Papa ha dedicado unas palabras a la Jornada Mundial de la Paz que se celebra el 1 de enero. Ha recordado que es «don de lo alto», que «solo podemos construir verdaderamente si la tenemos en el corazón, solo si la recibimos del Príncipe de la paz». Con todo, «es también esfuerzo nuestro: nos pide dar el primer paso, pide gestos concretos. SE edifica con la atención a los últimos, con la promoción de la justicia, con el valor del perdón, que apaga el fuego del odio». También es necesaria para la paz «una mirada positiva: que se mire siempre, tanto en la Iglesia como en la sociedad, no al mal que nos divide, sino al bien que puede unirnos», ha pedido Francisco. «No sirve lamentarse», sino ponerse manos a la obra para construirla.

El Pontífice ha recordado además que en su mensaje para esta jornada subrayó que «la paz se construye con el diálogo entre generaciones, con la educación y con el trabajo. Sin estos tres elementos, faltan los fundamentos». Por último, ha agradecido las iniciativas promovidas en todo el mundo para la Jornada Mundial por la Paz; en especial la vigilia del viernes en Savona, organizada por la Iglesia en Italia, y la manifestación Paz en toda la tierra convocada por la Comunidad de Sant’Egidio.