El Papa bautiza a 32 niños: «Un niño que llora en la iglesia es una hermosa homilía» - Alfa y Omega

El Papa bautiza a 32 niños: «Un niño que llora en la iglesia es una hermosa homilía»

En una Capilla Sixtina rebosante de alegría y a veces de lloros a coro, el Papa Francisco ha bautizado este domingo a 15 niñas y 17 niños, hijos de empleados del Vaticano. En su homilía, el Santo Padre ha tranquilizado a los jóvenes papás y mamás, animándolos a comportarse de modo natural

Juan Vicente Boo
Papa Francisco
Foto: Reuters / Vatican Media.

En una breve homilía sin papeles y en tono muy familiar, el Papa les dijo que no se preocupasen por ocasionales lloros, absolutamente normales pues «los niños no están acostumbrados a venir a la Capilla Sixtina, ni a estar vestidos así y además aquí hace un poco de calor».

Como algunos padres seguían un poco nerviosos, Francisco ha insistido en que «no os preocupéis, dejad que los niños lloren y griten. Ahora bien, si es por el calor, quitadles un poco de ropa. Y si es por hambre, dadles de mamar aquí con toda paz».

También les ha advertido que «los niños se comportan como un coro: en cuanto uno da el «la», todos comienzan a llorar y se organiza un concierto. No os preocupéis: un niño que llora en la iglesia es una hermosa homilía». Poco después sucedía exactamente eso, con casi una docena de los 32 niños llorando «a coro» como si se hubiesen puesto de acuerdo.

Aparte de tranquilizar a los padres, el Papa ha añadido tan solo un breve comentario sobre los efectos del Bautismo, subrayando que «al bautizar a un hijo le damos un tesoro: el Espíritu Santo. El niño crece con la fuerza del Espíritu Santo, que lo defenderá y lo ayudará durante toda la vida».

Al mismo tiempo, los padres deben ayudar «a que los niños crezcan con la luz y la fuerza del Espíritu Santo, mediante la catequesis, la ayuda la enseñanza y el ejemplo que les daréis en casa. Este es mi mensaje».

El bautismo de hijos de empleados a cargo del Papa en la Capilla Sixtina es una de las ceremonias más simpáticas en el Vaticano y se celebra siempre en la fiesta del Bautismo de Jesús, que pone, poco después de Reyes, un broche de oro al tiempo de la Navidad.

Juan Vicente Boo / ABC