El Papa anima en Cuaresma a «no refugiarse en una religiosidad de acontecimientos extraordinarios»
En su mensaje para este tiempo litúrgico vincula la ascesis con el camino sinodal, «arduo y que nos puede desalentar»
Ante el inminente inicio de la Cuaresma, el próximo miércoles, el Papa lanza una advertencia a los fieles, a los que anima a «no refugiarse en una religiosidad hecha de acontecimientos extraordinarios, de experiencias sugestivas, por miedo a afrontar la realidad con sus fatigas cotidianas, sus dificultades y sus contradicciones».
«La Cuaresma está orientada a la Pascua. El retiro no es un fin en sí mismo, sino que nos prepara para vivir la pasión y la cruz con fe, esperanza y amor, para llegar a la resurrección. […] Bajemos a llanura y que la gracia que hemos experimentado nos sostengo para ser artesanos de la sinodalidad en la vida ordinaria de nuestras comunidades», explica el Pontífice en su mensaje para este tiempo litúrgico.
La otra indicación que hace Francisco es la de escuchar a Jesús. «La Cuaresma es un tiempo de gracia en la medida en que escuchamos a Aquel que nos habla. ¿Y cómo nos habla? Ante todo, en la Palabra de Dios, que la Iglesia nos ofrece en la liturgia. No dejemos que caiga en saco roto. Si no podemos participar siempre en la Misa, meditemos las lecturas bíblicas de cada día, incluso con la ayuda de internet», añade.
Dios, continúa, también habla a través de los hermanos en la Iglesia: «Esa escucha recíproca que en algunas fas es el objetivo principal y que, de todos modos, siempre es indispensable en el método y en el estilo de una Iglesia sinodal».
El Papa, que titula su mensaje Ascesis cuaresmal, un camino sinodal, vincula este tiempo con el proceso en el que está inmerso la Iglesia. «Es necesario ponerse en camino, un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, como una excursión por la montaña. Estos requisitos también son importantes para el camino sinodal que, como Iglesia, nos hemos comprometido a realizar. Nos hará bien reflexionar sobre esta relación que existe entre la ascesis cuaresmal y la experiencia sinodal», agrega.
En su opinión, el camino cuaresmal es sinodal, pues se hace de forma conjunta y por la misma senda, de igual modo que la recompensa al final «es mayor que cualquier esfuerzo», dice refiriéndose al pasaje evangélico de la Transfiguración. «El proceso sinodal parece a menudo un camino arduo, lo que a veces nos puede desalentar. Lo que nos espera al final es sin duda algo maravilloso y sorprendente, que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión al servicio de su Reino», explica.
Finalmente, ha defendido que el camino sinodal está «arraigado en la tradición de la Iglesia y, al mismo tiempo, abierto a la novedad». «La tradición es fuente de inspiración para buscar nuevos caminos, evitando las tentaciones opuestas del inmovilismo y de la experimentación improvisada. El camino ascético cuaresmal, al igual que el sinodal, tiene como meta una transfiguración personal y eclesial».