El Papa alerta contra la pretensión de garantizar la paz desde «el miedo a la aniquilación»
En el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2020, Francisco pide cultivar el recuerdo de las víctimas de la violencia y los gestos de solidaridad producidos «en la oscuridad de guerras y conflictos»
El Papa vuelve a clamar contra las armas nucleares. El Mensaje para la Jornada de la Paz, que se celebra el 1 de enero, pivota sobre la advertencia de que «el miedo es a menudo una fuente de conflicto», y alerta sobre el concepto de disuasión, que pretende garantizar «la paz y la estabilidad en base a una falsa seguridad sustentada por una mentalidad de miedo y desconfianza». Esta mentalidad «termina por envenenar las relaciones entre pueblos e impedir todo posible diálogo».
«No podemos pretender que se mantenga la estabilidad en el mundo a través del miedo a la aniquilación», prosigue el Pontífice. Y cita como referentes a los Hibakusha, los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki, cuyo testimonio «despierta y preserva el recuerdo de las víctimas».
Esta memoria, considera el Papa, presta un «servicio esencial». Con ello se refiere a honrar a las víctimas de la violencia, pero también cultivar «el recuerdo de un pequeño gesto de solidaridad» producido «en la oscuridad de guerras y conflictos», puesto que ese tipo de gestos tienen el potencial de «poner en marcha nuevas energías y reavivar una nueva esperanza tanto en los individuos como en las comunidades».
«La esperanza nos da alas para avanzar»
Francisco define la paz como «un bien precioso al que aspira toda la humanidad». Ya esa esperanza es «la virtud que nos pone en camino, nos da alas para avanzar, incluso cuando los obstáculos parecen insuperables».
Para ello, «se trata de abandonar el deseo de dominar a los demás y aprender a verse como personas, como hijos de Dios, como hermanos», sin etiquetar al otro con falsos prejuicios. Para alcanzar la paz, se necesitamos «mujeres y hombres de paz», para lo cual hace falta «aprender a vivir en el perdón».
El mensaje, presentado este 12 de diciembre, destaca la importancia del compromiso personal y subraya que «el mundo no necesita palabras vacías, sino testigos convencidos, artesanos de la paz abiertos al diálogo sin exclusión ni manipulación». Antes que nada, advierte el Papa, para «alcanzar la paz» se necesita «n diálogo convencido de hombres y mujeres que busquen la verdad más allá de las ideologías y de las opiniones personales».
Justicia social y conversión ecológica
Ese juicio no niega la existencia de causas estructurales de los conflictos. Recordando la encíclica Caritas in veritate de Benedicto XVI, Francisco afirma que «nunca habrá una paz verdadera a menos que seamos capaces de construir un sistema económico más justo».
A la justicia en los ámbitos políticos y económicos, se añade en este mensaje la ecología, con la denuncia de «la falta de respeto por la casa común y la explotación abusiva de los recursos naturales».
Para construir la paz en el mundo, el Papa apela a «la conversión ecológica», entendida «como una transformación de las relaciones que tenemos con nuestros hermanos y hermanas, con los otros seres vivos, con la creación en su variedad tan rica, con el Creador que es origen de toda vida».