El Papa al Congreso de Laicos: «No tengan miedo de patear las calles, de tocar las heridas de la gente»
Recuerda que los seglares «somos Pueblos Dios, invitados a vivir la fe, no de forma individual o asilada, sino en la comunidad». «No somos una agrupación más, ni una ONG, sino la familia de Dios»
El Papa Francisco ha enviado una carta al cardenal arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, con motivo del Congreso de Laicos Pueblo de Dios en Salida que se celebra desde este viernes y hasta el domingo en Madrid, en la que anima a los seglares a tomar conciencia de que forman parte de una comunidad, la familia de Dios, que está llamada a estar presente en medio del mundo para dar testimonio.
El Pontífice dedica las primeras palabras de la misiva a recordar el ejemplo de los santos Cirilo y Metodio, fiesta que se celebra este viernes 14 de febrero, como impulsores de una gran evangelización en Europa, de la que resultó una comunidad de fe. «Esto nos enseña —escribe Francisco— que somos Pueblos de Dios invitados a vivir la fe, no de forma individual ni aislada, sino en la comunidad, como pueblo amado y querido por Dios. […] Para ello es fundamental tomar conciencia de que formamos parte de una comunidad cristiana. No somos una agrupación más, ni una ONG, sino la familia de Dios. […] Esto nos lleva a profundizar cada día en nuestra fe».
Un Pueblo de Dios, según el Papa, que camina en un momento concreto de la historia y que está llamado «a dejar atrás sus comodidades y dar el paso hacia el otro, intentando dar razón de la esperanza, no con respuestas prefabricadas, sino encarnadas y contextualizadas para hacer comprensible y asequible la Verdad que como cristianos nos mueve y nos hace felices».
Los ingredientes para hacer esto posible son, detalla en la carta, la libertad interior para dejarse tocar por nuestro tiempo y la valentía de salir a su encuentro. «El mandato misionero es siempre actual y vuelve a nosotros con la fuerza siempre, para hacer resonar la voz siempre nueva del Evangelio en este mundo en el que vivimos, particularmente en esta vieja Europa, en la que la Buena Noticia se ve sofocada por tantas voces de muerte y desesperación», añade.
Predicar con pasión
Francisco insiste en que «la Palabra de Dios necesita ser predicada con pasión y alegría a través del testimonio cristiano para poder derrumbar hasta los muros más altos que aíslan y excluyen». «Es la hora de ustedes, de hombre y mujeres comprometidos en el mundo de la cultura, de la política, de la industria… que con su modo de vivir sean capaces de llevar la novedad y la alegría del Evangelio allá donde estén. Les animo a que vivan su propia vocación inmersos en el mundo, escuchando con Dios y con la Iglesia, los latidos de sus contemporáneos», dijo. Y lanzó una advertencia ante una de las tentaciones del laicos dentro de la Iglesia, el clericalismo: «Es una plaga y los encierra en la Iglesia».
Finalmente, invitó a los laicos a no tener miedo «de patear las calles, de entrar en cada rincón de la sociedad, de llegar hasta los límites de la sociedad, de tocar las heridas de la gente… esta es la Iglesia de Dios, que se arremanga para salir al encuentro del otro, sin juzgarlo, sin condenarlo, sino tendiéndole la mano, para sostenerlo, animarlo o, simplemente, para acompañarlo en su vida».