El Papa advierte contra las ideologías «que vienen a salvar a los pueblos y terminan destruyéndolos»
Durante la audiencia, ha recordado la liberación de Auschwitz y ha pedido «acercarse a la Biblia sin segundas intenciones, sin instrumentalizarla»
Durante su saludo en la audiencia general a los fieles de lengua italiana, el Papa ha recordado el aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz. Recordar, ha dicho Francisco, «es expresión de humanidad», es «signo de civilidad», es «condición para un futuro mejor de paz y de fraternidad». Pero, ante todo, «recordar es también estar atentos para que estas cosas no puedan suceder jamás».Oración
En este sentido, ha advertido de las «propuestas ideológicas que vienen a salvar a los pueblos y terminan destruyéndolos», y ha pedido a los fieles estar «atentos a cómo ha comenzado este camino de muerte, exterminio y brutalidad».
Orar con la Biblia
Antes de hacer memoria del horror nazi, el Pontífice ha reflexionado sobre la oración hecha a partir de la Biblia, cuyas palabras no han sido escritas «para quedarse atrapada en el papel» sino «para ser acogidas por una persona que reza, haciéndolas brotar en su corazón».
Para ello, el Santo Padre ha recomendado a los fieles «leer el pasaje bíblico con obediencia al texto»; posteriormente, hay que «entrar en diálogo» con él y, por último, preguntarse «sobre “qué me dice a mí”».
Este último, sin embargo, «es un paso delicado», ha advertido. «No hay que resbalar en interpretaciones subjetivistas sino entrar en el surco vivo de la Tradición». Es necesario, ha abundado el Santo Padre, «acercarse a la Biblia sin segundas intenciones, sin instrumentalizarla. El creyente no busca en las Sagradas Escrituras el apoyo para la propia visión filosófica y moral», sino que espera «un encuentro».
Así, «la Palabra de Dios se hace carne en aquellos que la acogen en la oración». Entonces, surgen «buenos propósitos y sostiene la acción; nos da fuerza y serenidad». Incluso «en los días torcidos y confusos, asegura al corazón un núcleo de confianza y de amor que lo protege de los ataques del maligno».