El Papa advierte ante el cuerpo diplomático del debilitamiento de la democracia
En su tradicional discurso a los embajadores acreditados ante la Santa Sede, condena las ejecuciones en Irán tras las protestas en favor de las mujeres
El Papa Francisco ha advertido este lunes ante «el debilitamiento de la democracia», marcado «por las crecientes polarizaciones políticas y sociales, que no ayudan a resolver los problemas urgentes de los ciudadanos».
Se ha manifestado así durante la tradicional audiencia de inicio de año al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede en el Aula de las Bendiciones del palacio apostólico y pocas horas después de que miles de personas asaltasen en Brasil las sedes del Congreso, el Tribunal Supremo y la Presidencia.
De hecho, aunque no cita los sucesos de Brasilia, en el discurso se ha referido a «las numerosas crisis políticas en diversos países del continente americano, con su carga de tensiones y formas de violencia que agudizan los conflictos sociales». Y hace una invitación: «Siempre es necesario superar las lógicas sesgadas y esforzarse por la edificación del bien común».
En su análisis sobre la situación en el mundo, Francisco también se ha detenido en Irán, donde se suceden las ejecuciones de personas que participaron en las protestas para reclamar respeto y derechos para las mujeres en el país. «El derecho a la vida también está amenazado allí donde se siguen practicando la perna de muerte, como está ocurriendo estos días en Irán. La pena de muerte no puede ser utilizada para una presunta justicia de estado, puesto que esta no es disuasiva, ni ofrece justicia a las víctimas, sino que alimenta solamente la sed de venganza», añade.
En su opinión, «la paz exige que ante todo se defienda la vida». Además de la pena capital, ha hablado del aborto para afirmar que «nadie puede arrogarse el derecho a la vida sobre otro ser humano» y de la eutanasia para defender que se atienda de forma integral a enfermos, personas con discapacidad y ancianos.
Del mismo modo, ha denunciado que en muchos lugares todavía no se respetan los derechos humanos, sobre todo, los de las mujeres: «Son objeto de violencia y de abusos, y se les niega la posibilidad de estudiar, de trabajar, de expresar sus propias capacidades, el acceso a los cuidados médicos e incluso a la comida». En este sentido, ha defendido que las mujeres pueden ofrecer una contribución «propia e insustituible» a la vida social y a la paz.
También ha reclamado que se proteja la libertad religiosa, pues un tercio de la población mundial vive con limitaciones en este derecho, y ha mencionado la situación particular de los cristianos, pues uno de cada siete es perseguido por profesar la fe en Jesús.
«La posesión de armas atómicas es inmoral»
Antes de fijar su mirada en países golpeados por conflictos, el Pontífice ha recordado la encíclica Pacem in terris de Juan XXIII, escrita en mitad de la amenaza nuclear por la crisis de los misiles de Cuba y de la que se cumplen 60 años, para sentenciar que «la posesión de armas atómicas es inmoral». «Bajo la amenaza de las armas nucleares perdemos todos», ha agregado.
En este contexto, se ha acercado a la situación en Ucrania, donde la guerra «golpea a las personas más frágiles y lastima indeleblemente a las familias», y renovado su petición para que «cese inmediatamente este conflicto insensato». Del mismo modo, ha pedido mirar a Siria «como a una tierra atormentada» y que se eviten las sanciones internacionales que tengan repercusión sobre la vida de la población.
Sigue con preocupación el aumento de la violencia entre palestinos e israelíes y ha pedido «valor y determinación» a las partes para dialogar e implementar la solución de los dos estados, de acuerdo con el derecho internacional y las resoluciones de la ONU.
La República Democrática del Congo y Sudán del Sur, países a los que viajará próximamente, el Cáucaso meridional, Yemen, Etiopía, África occidental, Myanmar o la península coreana son otros los lugares que han tenido espacio en la alocución del Papa a los embajadores.
«Todos los conflictos ponen de relieve las consecuencias letales de un continuo recurso a la producción de nuevos y cada vez más sofisticados armamentos. Es preciso romper esa lógica y proceder por el camino de un desarme integral, porque ninguna paz es posible allí donde proliferan instrumentos de muerte», ha concluido el Pontífice.