El Papa, a los nuevos cardenales: «Jesús no os llama a ser príncipes, sino a servir»
Con el cardenal Juan José Omella, España suma cuatro electores en un cónclave. Por primera vez en la historia, Europa ha perdido la mayoría absoluta en el colegio cardenalicio
En una ceremonia solemne pero a la vez entrañable, el Papa Francisco ha impuesto el miércoles la birreta púrpura al nuevo cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, al tiempo que advertía a los cinco nuevos cardenales que «Jesús no os llama a convertiros en príncipes de la Iglesia. Os llama a servir como él y con él al Padre y a los hermanos».
La delegación española en la basílica de San Pedro estuvo presidida por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. En sus palabras de saludo al Papa en nombre de los cinco nuevos purpurados, el cardenal Omella ha afirmado que «en la Iglesia no hay otros títulos que los que marcan un camino de servicio más diligente y más esforzado al servicio del Evangelio», por lo que «no queremos ser una Iglesia autorreferencial sino una Iglesia peregrina», llevando ayuda y consuelo por todos los caminos del mundo.
El Santo Padre ha comentado en su breve homilía un penoso episodio de «carrerismo» eclesiástico relatado en el Evangelio de Marcos: Santiago y Juan piden a Jesús sentarse a su derecha e izquierda en el Reino de los Cielos. Según Francisco, esos dos apóstoles «no miran a la realidad», que entonces, igual que ahora, incluye un gran número de personas en grave dificultad.
Con mucha fuerza, el Papa ha afirmado que «la realidad son los inocentes que sufren y mueren a causa de las guerras y el terrorismo; es la esclavitud que no cesa de pisotear la dignidad, también en la época de los derechos humanos», ante la indiferencia de una mayoría.
Con evidente dolor, Francisco ha añadido que «la realidad es la de los campos de prófugos que a veces se asemejan más a un infierno que a un purgatorio; la realidad es el descarte sistemático de todo lo que ya no sirve, incluidas las personas». Hacer frente a esa realidad para mitigarla es la tarea de los nuevos cardenales.
Terminada la homilía, el Papa ha impuesto el solideo y la birreta de color púrpura a cada uno de los nuevos cardenales, entregándoles el título de una iglesia romana y saludándoles con un abrazo. La iglesia confiada al cardenal Omella es una de las más significativas de Roma: la basílica de la Santa Cruz de Jerusalén, que conserva la memoria y algunas reliquias de la crucifixión.
Los cinco nuevos cardenales proceden de cuatro continentes. La lista se completa con Jean Zerbo, arzobispo de Bamako, Malí; Anders Arborelius, carmelita, obispo de Estocolmo, Suecia; Louis-Marie Ling Mangkhanekhoun, obispo vicario apostólico de Paksé, Laos; y Gregorio Rosa Chávez, obispo auxiliar de San Salvador, El Salvador.
España vuelve a contar con cuatro cardenales electores: Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid; Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia; Carlos Osoro, arzobispo de Madrid; y Juan José Omella, arzobispo de Barcelona. Los cardenales españoles de más de 80 años, no electores, son otros nueve, hasta un total de trece.
En estos momentos los cardenales electores suman 121, pero con una importante novedad. Los europeos, que han sido la mayoría durante siglos, pasan a ser 53 frente a los 68 del resto del mundo.
Aunque Francisco apenas ha nombrado cardenales italianos, seguirán siendo necesarios unos diez años para corregir una anomalía histórica crónica debida en parte al desproporcionado número de diócesis en el país.
Italia cuenta con 24 cardenales electores, seguida de Estados Unidos con 10 y Francia con cinco. España suma cuatro, lo mismo que Brasil, México, Polonia y la India.
La primera misa concelebrada de los nuevos cardenales con el Papa y el resto del colegio cardenalicia tendrá lugar este jueves, fiesta de San Pedro y San Pablo, patronos de Roma.
Juan Vicente Boo / ABC