Francisco acaricia con sus palabras a los inmigrantes del Tapón de Darién
«No son un descarte», les dice en el mensaje que ha enviado a la Estación de Recepción Migratoria (ERM) de Lajas Blancas, situada en Panamá
Cada vez son más las personas que deciden cruzar el Darién, una región inhóspita y remota que separa naturalmente Panamá de Colombia, para alcanzar el sueño americano. Sólo en 2023 más de medio millón se aventuraron a atravesar este tapón, según las cifras que manejan las autoridades panameñas.
Además de los peligros de la selva, los inmigrantes pueden toparse por el camino con las bandas criminales que controlan los accesos y les piden dinero para guiarles. Los que salen con vida de la frondosa jungla donde no hay carreteras asfaltadas, ni cobertura telefónica, son trasladados a una de las dos Estaciones de Recepción Migratoria (ERM), Lajas Blancas o San Vicente, situadas en Panamá, que funcionan como campamentos improvisados, gestionados por el Ministerio de Seguridad del país centroamericano, donde se les ofrece comida, primeros auxilios e información para proseguir la ruta.
El Papa querido mostrar su cercanía a los que están alojados momentáneamente en las precarias instalaciones de Lajas Blancas donde duermen hacinados por la falta de camas y las condiciones higiénicas son casi nulas.
«Quisiera estar ahora acompañándoles personalmente», les ha dicho en tono paternal el Papa. Francisco ha revelado que sus abuelos también fueron inmigrantes y como ellos «salieron en búsqueda de un mejor porvenir». «Hubo momentos en que ellos se quedaron sin nada, hasta pasar hambre; con las manos vacías, pero el corazón lleno de esperanza», ha asegurado.
El Papa ha encomiado la labor de la Iglesia en la acogida de estas personas, si bien de momento no hay presencia permanente de operadores eclesiales en los centros de recepción de inmigrantes establecidos en Panamá porque las autoridades del país alegan problemas de seguridad, según explicó a Alfa y Omega Jorge Ayala de la Red Clamor en Panamá.
«Ellos son el rostro de una Iglesia madre que marcha con sus hijos e hijas, en los que descubre el rostro de Cristo y, como la Verónica, con cariño, brinda alivio y esperanza en el vía crucis de la migración. Gracias por comprometerse con nuestros hermanos y hermanas migrantes que representan la carne sufriente de Cristo, cuando se ven forzados a abandonar su tierra, a enfrentarse a los riesgos y a las tribulaciones de un camino duro, al no encontrar otra salida», ha destacado el Papa que este miércoles envió un mensaje de apoyo a los obispos de frontera de Colombia, Costa Rica y Panamá que participan hasta el viernes en un encuentro sobre la crisis humanitaria en el Tapón de Darién bajo el título Pascua con nuestros hermanos migrantes.
A los que se han visto obligados a abandonar sus hogares en busca de un futuro mejor, el Papa les ha dicho: «Hermanos y hermanas migrantes, no se olviden nunca de su dignidad humana. No tengan miedo de mirar a los demás a los ojos porque no son un descarte, sino que también forman parte de la familia humana y de la familia de los hijos de Dios. Y gracias por estar ahí».