El Papa, a los obispos del mediterráneo: amar a Dios se opone a la cultura del odio
Francisco participó en el encuentro El Mediterráneo, frontera de la paz y animó a los obispos participantes a continuar anunciando el Evangelio, actualizándolo a las situaciones que viven los diferentes países que comparten el mar Mediterráneo, les llamó a un mayor compromiso por el bien común y a empeñarse en potenciar dinámicas que permitan llegar a la paz
Francisco viajó este domingo a Bari, en la región italiana de Apulia, para participar en el encuentro El Mediterráneo, frontera de la paz en el que participan 58 obispos llegados de todas los países de la región. Entre ellos se encuentran tres obispos españoles, el arzobispo de Barcelona el cardenal Juan José Omella; el obispo de Cádiz, Rafael Zornoza y el de Almería, Adolfo González Montes.
En su discurso, el Papa animó a los prelados a continuar anunciando el Evangelio, actualizándolo a las situaciones que viven los diferentes países que comparten el mar Mediterráneo, les llamó a un mayor compromiso por el bien común y a empeñarse en potenciar dinámicas que permitan llegar a la paz.
«Cuando me propusieron esta iniciativa, la acepté inmediatamente con alegría, viendo en ella la posibilidad de iniciar un proceso de escucha y diálogo, mediante el cual contribuir a la construcción de la paz en esta zona destacada del mundo. Por esta razón, quería estar presente y dar testimonio del valor que tiene el nuevo paradigma de fraternidad y colegialidad, del cual vosotros sois expresión», dijo el Santo Padre.
Asimismo, el Pontífice instó a los presentes a «no separar» el «anuncio del Evangelio», que «nos empuja a actuar como perseverantes constructores de la paz», del «compromiso por el bien común».
Inestabilidad del Mediterráneo
Este mensaje es especialmente importante hoy, cuando «el área del Mediterráneo está amenazada por muchos focos de inestabilidad y guerra, tanto en Oriente Medio como en varios Estados del norte de África, y también entre diferentes grupos étnicos o grupos religiosos y confesionales. Tampoco podemos olvidar el conflicto, aún sin resolver, entre israelíes y palestinos, con el peligro de soluciones no equitativas y, por lo tanto, amenazantes de nuevas crisis».
Ante esta situación, Francisco dijo sentir «miedo cuando escucho los discursos de algunos líderes de las nuevas formas de populismo. Me parece volver a oír los discursos que sembraban miedo y odio en la década de los años 30 del pasado siglo».
La hipocresía de la guerra
Además, denunció una vez más que la guerra «destina los recursos a la compra de armas y la fuerza militar, desviándolos de las funciones vitales de una sociedad, como el apoyo a las familias, a la salud y a la educación». En otras palabras, «es una verdadera locura, porque es irracional destruir casas, puentes, fábricas, hospitales, matar personas y aniquilar recursos en vez de construir relaciones humanas y económicas», agregó.
También mencionó que quienes «más sufren en el área del Mediterráneo, están los que huyen de la guerra o dejan su tierra en busca de una vida humana digna» y predijo que «este fenómeno, con su dinámica histórica, marcará profundamente la región mediterránea, por lo que los Estados y las comunidades religiosas no pueden encontrarse desprevenidos».
Ante ello, el Papa exhortó a no aceptar nunca «que quien busca la esperanza cruzando el mar muera sin recibir ayuda o que quien viene de lejos sea víctima de explotación sexual, sea explotado o reclutado por las mafias. Por supuesto, la hospitalidad y la integración digna son etapas de un proceso difícil; sin embargo, es impensable poder enfrentarlo levantando muros», concluyó.
En esta visita a Bari, Francisco también celebrará una Misa ante cerca 50.000 personas en la avenida Vittorio Emanuele.
Agencias / Redacción