El Papa a los niños: «Los abuelos son personas sabias y buenas» - Alfa y Omega

El Papa a los niños: «Los abuelos son personas sabias y buenas»

Se ha reunido con la Mesa de los Niños, una de las iniciativas incluida dentro del Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana, y con los 1.000 confirmandos de una diócesis italiana

Ángeles Conde Mir
Francisco saluda desde el papamóvil a los más de 1.000 niños de Génova
Francisco saluda desde el papamóvil a los más de 1.000 niños de Génova. Foto: Vatican Media.

Maratoniana jornada para el Papa Francisco, que ha deseado dedicar la mayor parte de su agenda de este sábado a los niños. Por la mañana, a bordo del papamóvil, ha pasado a saludar a los más de 1.000 confirmandos de la archidiócesis italiana de Génova. Los niños y sus acompañantes esperaban al Papa en la plaza de Santa Marta, dentro de los muros vaticanos, y el Santo Padre no les ha decepcionado. Se ha puesto su gorra roja y ha prodigado saludos entre los adolescentes, que han respondido al cariño del Papa cantándole una canción.

Francisco les ha dirigido un breve mensaje en el que incluso ha usado palabras propias del dialecto genovés, lo que ha hecho las delicias de sus jóvenes invitados. Les ha pedido que saluden a sus padres y abuelos al regresar a casa. A i nonni, abuelos en italiano, o bien ai mesê, abuelos en dialecto genovés. «Los abuelos son personas sabias y buenas», les ha recordado. Les ha dicho además que les entregaba a cada un rosario como recuerdo de su peregrinación, pero «para rezarlo, ¿eh?».

«¿Peleándonos, seremos felices?»

Por la tarde, Francisco ha acudido al cierre de la Mesa de los Niños, una de los encuentros que se engloban dentro del Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana que concluye este sábado. Ha tenido por título Niños: Generación Futuro y ha sido un aperitivo de la próxima Jornada Mundial de los Niños convocada por Francisco para el fin de semana del 25 y 26 de mayo.

Tras las intervenciones de ponentes como Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de Sant’Egidio, o la premio Nobel de la Paz en 1997, Jody Williams, ha llegado el turno del Papa. Pero primero han aparecido los niños. Decenas han descendido por las escaleras del Aula Nueva del Sínodo para repoblar, con las hojas que portaban, un olivo artificial, en este caso, colocado como símbolo del encuentro. Francisco ha pedido inmediatamente que los niños le rodearan. Le han llenado de saludos y de dibujos. Se ha formado un pequeño lío, porque evidentemente el protocolo se ha roto. Ha costado un poco que cada uno se colocara en su sitio; pero una vez sentados, han proclamado un manifiesto en forma de canción que han escuchado los adultos: «Lo que queremos es la fraternidad. Si no la tenemos, ¿qué nos va a pasar?».

Francisco saluda a los niños que han participado en la mesa redonda en el Aula Nueva del Sínodo. Foto: CNS Photo/Vatican Media

El Papa ha comenzado su diálogo pidiendo a los pequeños que le definieran la felicidad. Sin embargo, la primera respuesta de los niños no ha sido la esperada: un «te quiero mucho, Papa Francisco». La espontaneidad del pequeño ha llenado de aplausos y risas el recinto. El Pontífice ha recibido contestaciones de todo tipo y de gran profundidad, teniendo en cuenta la edad de sus interlocutores. Los niños le han descrito la felicidad como «ser una única familia de Dios» o «la paz». A continuación, les ha preguntado cómo se puede ser feliz. Le han explicado que «con palabras amables», «estando juntos», o «estando en contacto con Dios».

«¿Peleándonos, seremos felices? ¿En la guerra hay felicidad? ¿Dónde hay felicidad?», preguntaba el Papa. «En la paz», respondían los niños al unísono.

Uno de los pequeños ha leído una petición especial. Ha pedido a Francisco que rece por su abuela. La solicitud ha permitido al Papa recordar que los abuelos son importantes y, junto a los niños, ha rezado un avemaría por todos ellos. Antes de despedirse, el Pontífice ha suscrito la Declaración de la fraternidad de los niños elaborada por esta mesa infantil y ha explicado por qué ha convocado la próxima Jornada Mundial de los Niños.

Ha asegurado que el motivo es que «uno piensa que el futuro de la humanidad está en los adultos, pero no es así. Está en los niños y en los ancianos, cuando se encuentran los niños con los abuelos». Además, ha explicado que «con Dios tenemos que estar como un niño en los brazos de su madre». Para aprender cómo hacerlo, Francisco ha convocado una jornada mundial especial para ellos.