El Papa a las víctimas de Irlanda: «Jesús pide que le dejemos salir de esta Iglesia llena de corrupción y suciedad»
Nuevas revelaciones sobre el encuentro de Francisco con víctimas de abusos en Dublín, en el que los ocho supervivientes no ahorraron críticas ni comentarios incómodos para el Papa
El diario The Irish Times desvela este domingo detalles hasta ahora inéditos del encuentro que mantuvo el Papa con supervivientes de abusos sexuales en la tarde del sábado 25 de agosto en la residencia del nuncio en Irlanda, durante el Encuentro Mundial de las Familias en Dublín. Los ocho participantes recibieron la invitación solo una semana antes. Previamente, habían mantenido diversos encuentros con el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin.
Los elegidos ofrecían un mosaico representativo de las víctimas irlandesas, incluyendo tanto a víctimas que sufrieron abusos sexuales en su infancia, como a mujeres solteras maltratadas en centros católicos y a sus bebés robados y entregados en adopción ilegalmente a otras familias.
Hubo dos personas nacidas en estas casas para mujeres solteras, Clodagh Malone y Paul Redmond. También participó en el encuentro con Francisco el concejal del Ayuntamiento de Dublín Damian O’Farrell, que sufrió abusos a manos de un religioso; Bernadette Fahy, maltratada en un orfanato católico; Marie Collins, exmiembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, y dos sacerdotes que sufrieron abusos y, como Collins, son hoy destacados críticos acerca de la gestión que ha hecho la Iglesia de estos escándalos, Joe McDonald y Paddy McCafferty, este último de Belfast. El nombre de la octava víctima permanece en el anonimato.
Frente a frente con el Papa
El encuentro dio comienzo a las 5 y cuarto de la tarde. Francisco se presentó con su traductor, Mark Miles, un sacerdote de Gibraltar. Aparte de estas 10, no hubo otras personas presentes en la habitación ni se aplicaron medidas de seguridad especiales. Ni siquiera tuvieron los participantes que entregar sus teléfonos móviles previamente.
«Pensábamos que habría unos 100 supervivientes, y que el Papa se limitaría a darnos una bendición», ha contado al Irish Times Clodagh Malone.
En lugar de eso, las antiguas víctimas se encontraron frente a frente con el Papa en un clima de gran intimidad. Alguna de ellas ha reconocido que llevaba escrito en un papel un mensaje para Francisco, contando con que en el mejor de los casos no tendría más de un par de minutos para dirigirse a él. Sin embargo, el encuentro se extendió durante una hora y media, sin que en ningún momento se viera al Obispo de Roma incómodo por el hecho de que esa cita estaba afectando a su agenda durante el Encuentro Mundial de las Familias. Esta fue, de hecho, la causa de su retraso al Festival de las Familias celebrado en el en el estadio Croke Park.
«La atmósfera fue tensa», ha contado O’Farrell. Los relatos de las víctimas fueron de gran dureza. «La gente habló desde el corazón», añade. No se ahorraron críticas incómodas, como cuando Marie Collins le preguntó por qué no establecía ya en Roma un tribunal centralizado para exigir responsabilidades a los obispos, tal como había recomendado la Comisión para la Protección de Menores.
McCafferty, en la penúltima intervención, le informó al Papa de que había pedido que no asistiera al EMF de Dublín y, en su lugar, se quedara en Roma haciendo frente al escándalo de los abusos y de su ocultamiento «al máximo nivel en la Iglesia».
Francisco, «abatido» por los relatos
En su respuesta, el Papa recordó su intervención ante los cardenales en el precónclave de 2013 del que resultó días después elegido Papa. Allí habló de una Iglesia de puertas cerradas a las que Jesús llama insistentemente para que se le deje salir. «Ahora está llamando desde dentro para que le dejemos salir de esta Iglesia llena de corrupción y suciedad», añadió el Pontífice».
Se le veía «abatido» por los relatos, ha contado McDonald. «Vi a un hombre que creo que estaba roto por esta oscuridad. Tienes a este anciano escuchando todo esto, pero de una manera extraña a él se le vía muy fuerte. Había algo de resolución o de fuerza o dureza en él», añade. «Me sorprendió su compromiso, su interés enérgico y sostenido, su obvio deseo de comprender, su repetida búsqueda de aclaraciones…». Todo lo cual, a su juicio, se explica porque el Papa es un hombre que «tiene una relación personal profunda con Jesús».
El encuentro terminó con una oración. La mayoría de las víctimas salieron convencidas de que esta reunión no caería en saco roto, y una prueba la obtuvieron al día siguiente, al comienzo de la Misa conclusiva del EMF, con la petición de perdón del Papa por estos crímenes y su ocultamiento sistemático durante décadas por parte de la institución eclesial, tal como le habían pedido que hiciera.