«La religión no debe prestarse a alimentar conflictos» - Alfa y Omega

«La religión no debe prestarse a alimentar conflictos»

En su tradicional mensaje navideño a los responsables de los dicasterios vaticanos, advierte de la existencia de «un demonio educado» y les pide no creerse mejores

Redacción
Saludo del Papa Francisco a la Curia Romana
Saludo del Papa Francisco a la Curia Romana. Foto: Vatican News.

El Papa Francisco ha alertado a la Curia Romana de la existencia de «un demonio educado» que no llega «haciendo ruido sino trayendo flores», al tiempo que les ha advertido de los peligros de creerse mejores, como ha señalado en su tradicional saludo a los responsables de los dicasterios vaticanos, informa Europa Press.

Así, el Papa ha afirmado que una de las virtudes «más útiles» que tiene que practicar la Curia es la de «la vigilancia». «La mayor atención que debemos prestar en este momento de nuestra existencia es al hecho de que formalmente nuestra vida actual transcurre en casa, tras los muros de la institución, al servicio de la Santa Sede, en el corazón del cuerpo eclesial; y justamente por esto podríamos caer en la tentación de pensar que estamos seguros, que somos mejores, que ya no nos tenemos que convertir», ha advertido.

En este punto, se ha excusado ante los cardenales por su forma de hablar. «Si a veces digo cosas que pueden sonar duras y fuertes, no es porque no crea en el valor de la dulzura y de la ternura, sino porque es bueno reservar las caricias para los cansados y los oprimidos, y encontrar la valentía de afligir a los consolados», ha precisado.

También les ha pedido ser misericordiosos, lo que significa «aceptar que el otro pueda tener sus límites». «Incluso en este caso, es justo admitir que personas e instituciones, precisamente porque son humanas, son también limitadas. Una Iglesia pura para los puros es solo la repetición de la herejía cátara», ha defendido.

Por otro lado, Francisco ha instado a no aferrarse al «fijismo», que ha definido como «el error de querer cristalizar el mensaje de Jesús en una única forma válida siempre» y ha pedido que no caigan en la «herejía» de dejar de traducir el Evangelio a los lenguajes y modos actuales.

«Lo contrario a la conversión es el fijismo, es decir, la convicción oculta de no necesitar ninguna comprensión mayor del Evangelio. Es el error de querer cristalizar el mensaje de Jesús en una única forma válida siempre», ha señalado.

De este modo, se ha referido a la «gran ocasión de conversión para toda la Iglesia» que supuso el Concilio Vaticano II, del que se han celebrado los 60 años de su apertura, y lo ha remarcado como una oportunidad de comprender mejor el Evangelio, «de hacerlo actual, vivo y operante en este momento histórico». «Creer que hemos aprendido todo nos hace caer en la soberbia espiritual», ha afirmado.

La guerra es un fracaso

El Pontífice ha aprovechado la ocasión de los tradicionales saludos navideños para volver a pedir la paz en Ucrania. «Pienso en la martirizada Ucrania, pero también en tantos conflictos que están teniendo lugar en diversas partes del mundo. La guerra y la violencia son siempre un fracaso», ha asegurado.

De esta manera, ha reiterado que la religión «no debe prestarse a alimentar conflictos». «El Evangelio es siempre Evangelio de paz, y en nombre de ningún Dios se puede declarar santa una guerra», ha apostillado.

Con todo, ha pedido una conversión individual que parte del corazón de cada uno. «Mientras sufrimos por los estragos que causan las guerras y la violencia, podemos y debemos dar nuestra contribución en favor de la paz tratando de extirpar de nuestro corazón toda raíz de odio y resentimiento respecto a los hermanos y las hermanas que viven junto a nosotros», ha argumentado.

Además, ha instado a preguntarse por lo que causa la ira. «¿Por qué los insultos, en cualquiera de sus formas, se vuelven el único modo que tenemos para hablar de la realidad?», se ha cuestionado.

Por todo ello, ha dejado claro que no existe solo la violencia de las armas, sino también «la violencia verbal, la violencia psicológica, la violencia del abuso de poder y la violencia escondida de las habladurías».