Religiosa vedruna: «El ordeno y mando ya no funciona» - Alfa y Omega

Religiosa vedruna: «El ordeno y mando ya no funciona»

La congregación vedruna ensaya nuevas formas de liderazgo más sinodal y horizontal… También como fórmula para la prevención de los abusos sexuales

Ricardo Benjumea
Inés García Casanova (fila de en medio, sexta desde la izquierda) en el encuentro
Inés García Casanova (fila de en medio, sexta desde la izquierda) en el encuentro. Foto: Carmelitas de la Caridad Vedruna.

«Un niño trae a casa cinco sobresalientes, dos notables y un suspenso. ¿En qué se fijan los padres? En el suspenso, porque ahí hay un problema y eso es lo que nuestra cultura nos enseña que debemos priorizar, porque se supone que, hasta que no hayamos resuelto los problemas, no podremos avanzar. Desde la metodología de la indagación apreciativa, por el contrario, valoraríamos los éxitos; hablaríamos con el chico para reflexionar con él sobre las razones de sus sobresalientes e intentaríamos extender eso que ha funcionado tan bien a las demás asignaturas». Miriam Subirana, directora del Instituto Diálogos e Indagación Apreciativa de Barcelona (IDEIA), aplica estas técnicas a todo tipo de organizaciones, fundamentalmente empresas, aunque, en los últimos tiempos, de manera particular, el método ha demostrado tener un gran potencial para congregaciones religiosas en procesos de reorganización interna. Es el caso de las Carmelitas de la Caridad de Vedruna, que han establecido nuevas provincias a escala continental.

«Como dice [el jesuita] Franz Jalics, cada uno de nosotros somos creados a imagen y semejanza de Dios, y eso permanece intacto en nuestro núcleo sano», prosigue la experta. «Trabajar desde lo que no funciona, desde la carencia, desde lo que no nos gusta… conduce al bloqueo. Por el contrario, podemos conectar con la vocación primera de las personas para conseguir que se comuniquen, que se abran, que se entusiasmen», fomentando «una toma de decisiones más inclusiva, que integre todas las voces».

Así es el tipo de liderazgo que quiere implantar la española Inés García Casanova en su segundo sexenio al frente de la congregación vedruna. Pasó el tiempo –cree– de la queja y del lamento en la vida religiosa. «Tampoco funciona ya el ordeno y mando». «Vamos a un tipo de organización mucho más sinodal y descentralizada, con mucha mayor participación de los laicos, y en el que cada provincia se interesa cada vez más por el todo, a partir de una relación de cercanía que permite continuos intercambios sin que cada decisión tenga que pasar por arriba», dice.

Para que esos cambios lleguen a toda la congregación, los equipos provinciales de todo el mundo han comenzado a reunirse una vez al año. La última, la pasada semana en Vich, la ciudad donde santa Joaquina Vedruna inició en 1826 una congregación que «aquí lleva 200 años, pero que en Japón cumple ahora 70 y, en otros lugares apenas estamos desde hace 40. Hay diferentes ritmos que acompasar, diferentes culturas, pero nuestra espiritualidad y nuestra misión son semejantes y podemos sentirnos parte de una misma familia».

Algo más de la mitad de la congregación (unas 2.000 religiosas) se encuentran hoy en la provincia de Europa, pero la media de edad es inferior en África, India o América Latina, por lo que, dice Inés García, «las fuerzas vivas de la misión activa están muy compensadas». Esto ha convertido la interculturalidad en una prioridad que «requiere tomar conciencia de que nuestra misión es universal, y de que hoy podemos estar aquí y mañana, allí. Antiguamente algunas íbamos de misioneras a otras lugares; ahora se trata más bien de presentar temporalmente un servicio en otra provincia», añade la general, citando ejemplos recientes de hermanas de Asia que trabajan en campos de refugiados y proyectos con niñas abusadas en África. «Esas cosas antes se decidían a nivel general, pero ahora comienza a hacerse de una manera más ágil y sencilla, más fraterna, directamente entre unas provincias y otras».