«El “ojo por ojo, diente por diente” significa hacer justicia con las mismas armas del mal»
30.000 fieles, muchos llegados de países como Filipinas, Sri Lanka e India, acompañaron al Pontífice en la Misa más multitudinaria de su viaje a Baréin
El Papa ha presidido la Misa en Awali, en el Bahrain National Stadium, la mañana de este sábado, 5 de noviembre. En un estadio repleto de fieles —las cifras hablan de 30.000 personas— muchos llegados de países como Filipinas, Sri Lanka e India hasta este oasis para la libertad religiosa que es Baréin en medio del golfo Pérsico, Francisco ha recordado que «en la apariencia de este mundo, cuanto más se busca el poder, más amenazada está la paz».
Jesús invita a amar siempre. En las palabras del Evangelio de este sábado, también. Pero «no propone un amor sentimental y romántico, como si en nuestras relaciones humanas no existiesen momentos de conflicto y entre los pueblos no hubiera motivos de hostilidad». Jesús sabe de la fragilidad. «Ve y sufre observando en nuestros días, en tantas partes del mundo, formas de ejercer el poder que se nutren del abuso y la violencia, que buscan aumentar su propio espacio restringiendo el de los demás, imponiendo su dominio, limitando las libertades fundamentales y oprimiendo a los débiles».
Por eso, la pregunta importante es qué hacer frente a estas situaciones. «Él pide a los suyos la valentía de arriesgarse por algo que, aparentemente, parece la opción perdedora». Que no es otra cosa que permanecer en el amor, «incluso ante el mal y el enemigo». Francisco ha advertido que «reaccionar de forma simplemente humana nos encadena al “ojo por ojo, diente por diente”, que significa hacer justicia con las mismas armas del mal que recibimos».
Por el contrario, el Señor «nos pide que nos comprometamos en primera persona, empezando por vivir concreta y valientemente la fraternidad universal, perseverando en el bien incluso cuando recibimos el mal, rompiendo la espiral de la venganza y desarmando la violencia». Es decir, Jesús no se refiere en primer lugar a las grandes cuestiones de la humanidad, «sino a las situaciones concretas de nuestra vida: a nuestros lazos familiares, a las relaciones en la comunidad cristiana, a los vínculos que se cultivan en la realidad laboral y social en la que nos encontramos». «Habrá fricciones, momentos de tensión, conflictos, visiones distintas, pero quien sigue al Príncipe de la paz, debe buscar siempre la paz».
Francisco ha recalcado que no se puede restablecer la paz «si a una palabra ofensiva se responde con otra palabra todavía peor, si a una bofetada le sigue otra». Es necesario «dejar de quejarse y compadecerse de sí mismo».
La segunda cuestión que ha abordado el Papa en la Misa multitudinaria de este sábado, durante su viaje a Baréin, ha sido la de «amar a todos», algo sencillo si se reduce al «estrecho ámbito de nuestros semejantes». «Si uno pertenece a la misma familia o a la misma nación, si se tienen las mismas ideas o los mismos gustos, si se profesa el mismo credo, es normal procurar ayudarse y quererse. Pero, ¿qué sucede si el que está lejos se nos acerca, si el extranjero, el que es diferente o de otro credo se convierte en nuestro vecino de casa?».
Aquí ha puesto como ejemplo este pequeño país, «imagen viva de la convivencia en la diversidad, de nuestro mundo cada vez más marcado por la permanente migración de los pueblos y del pluralismo de las ideas, usos y tradiciones». Y ha agradecido a los presentes el «sereno y alegre testimonio de fraternidad, para ser en esta tierra semilla de amor y de paz».
«No tiene miedo de tender puentes»
Al término de la celebración, Paul Hinder, OFM, administrador del Vicariato Apostólico de Arabia del Norte, ha dirigido unas palabras a Francisco en las que agradece la visita, que «muestra su preocupación pastoral por una Iglesia llena de vitalidad, aunque minoritaria», formada por un «pequeño rebaño de migrantes de todo el mundo». Como san Francisco de Asís, ha señalado el prelado, «no tiene miedo de tender puentes con el mundo musulmán y de mostrar la cercanía fraterna a todas las personas de buena voluntad, independientemente de su origen cultural y de sus creencias religiosas». Hinder, finalmente, ha agradecido la presencia en la celebración no solo de cristianos, «sino también de personas cercanas a nuestro sentimiento común».
Por su parte, el embajador de España en Kuwait y Baréin, Miguel Moro Aguilar, ha contado antes de la celebración a los micrófonos de Eva Fernández, corresponsal de COPE en Italia y el Vaticano, que esta visita tendrá una importante repercusión en la zona. «Francisco lleva tiempo apostando por el diálogo interreligioso, por lo tanto, no es extraño que se encuentre en Baréin: está muy relacionado con esta política de acercamiento entre religiones». Y ha destacado la importancia «del mensaje de la unidad, no solo de los cristianos, sino de todas las confesiones», en un momento en el que la paz se ve amenazada en el mundo.