El Óbolo de San Pedro tuvo en 2022 un superávit de 11,5 millones de euros
Se dedicaron 93,85 millones a sostener la misión apostólica de la Iglesia y a financiar la caridad directa del Papa
El Óbolo de San Pedro contribuyó el año pasado a la misión de la Santa Sede y a la acción caritativa del Papa con 93,8 millones de euros. Además, tuvo un superávit de 11,5 millones, según los datos difundidos este sábado por la Santa Sede.
En total, los ingresos del Óbolo sumaron 107 millones de euros, de los cuales 43,5 corresponden a donativos y 63,5 a ingresos de otras fuentes, como sus activos financieros. Esto supone que las aportaciones a la hucha del Papa volvieron a marcar en 2022 otro mínimo, después de varios años de descensos casi ininterrumpidos.
Suponen un descenso del 7,25 % respecto a los 46,9 millones recaudados en 2021. Sin embargo, el gasto se aumentó en un porcentaje mucho más significativo, un 46,25 % respecto a los 65,3 millones de 2021. Según la información publicada, esto se debe a «la venta de activos inmobiliarios», que ha supuesto una «ganancia significativa de capital», que.
Por otro lado, los gastos ascendieron a 95,5 millones de euros: 93,8 destinados a los fines propios de esta institución, y 1,7 millones dedicados a sus actividades financieras y de otro tipo. Es decir, que la diferencia entre ingresos y gastos de la gestión de su patrimonio y actividades económicas equiparables deja un balance positivo de 61,8 millones.
Escuelas, nunciaturas y una catedral
De los fondos destinados por el Óbolo a la misión de la Iglesia, 16,2 millones de euros (el 17,27 %) se dedicaron directamente a la acción caritativa del Papa. Con ellos se fundaron 192 proyectos en 72 países. El 27,2 % de los fondos contribuyó a paliar la situación de las víctimas de la guerra en Ucrania, donde se enviaron 1,56 millones de euros. Además, un 34 % de los fondos para la caridad de Francisco se envió a África, y un 24,1 % a América. El 65,4 % se destinó a proyectos sociales como ayuda a la población afectada por las inundaciones en Chad; un proyecto de costura para jóvenes en Egipto, o la reconstrucción de una escuela para inmigrantes en Vietnam.
El 34,6 % restante sirvió para sostener la presencia evangelizadora de la Iglesia necesitada y joven: formación de religiosas en Malawi o construcción de un seminario propedéutico en Venezuela, de dos capillas para las comunidades indígenas en Brasil y de la catedral de Sylhet, en Bangladés, entre otros. Esto no agota todas las donaciones realizadas por Francisco, que en 2022 sumaron 36 millones de euros.
Con todo, el grueso de los gastos del Óbolo de San Pedro, 77,6 millones, se empleó para apoyar la misión apostólica del Santo Padre. Tal como explica la memoria económica, los dicasterios y entidades de la Santa Sede se dividen en tres categorías: servicios y administración, gestión del patrimonio, y apoyo a la misión apostólica del Pontífice. Esta última engloba a 70 instituciones, cuyos gastos totales en 2022 fueron de 383,9 millones de euros. De ellos, el 20 % lo financió el Óbolo.
Por ejemplo, se destinaron 32 millones al apoyo a las Iglesias locales en dificultad y en contextos específicos de la evangelización, junto con otros 9,3 al culto y la evangelización. 8,6 millones se dedicaron a la difusión del mensaje del Papa; 7,4 al servicio caritativo, y 7,3 al funcionamiento de las nunciaturas apostólicas.
España, en el octavo puesto
Por países, el principal donante fueron las diócesis y particulares de Estados unidos, que cubrieron un 25,3 % del total de las contribuciones. España solo envió 800.000 euros, un 1,8 % de los donativos. Esto la sitúa en el octavo puesto. Esto con otras iniciativas de la Iglesia como el Domund, en la que nuestro país ocupa el segundo lugar.
La recaudación a través de los donativos al Óbolo lleva descendiendo de forma casi continua desde hace años. Así, las aportaciones de 2022 suponen un 44,94 % menos que en 2009 (79 millones de euros), y un 31,49 % menos que en 2012 (63,5 millones). Uno de los descensos más bruscos se produjo en 2020, al pasar los donativos a los 44,1 millones, frente a los 53,8 del año anterior. Con todo, es difícil hacer un análisis completo de la evolución debido a que después de 2013 el Óbolo de San Pedro no publicó sus datos anuales hasta 2019.