El obispo y el alcalde abren casa para Alina
El Obispado de Getafe y el Ayuntamiento de Leganés, del PSOE, habilitan un centro para refugiados ucranianos, proyecto que surge de «una preciosa colaboración institucional»
Hace seis meses que los oídos de Sofiya y Nazariy no escuchan ya el sonido de las bombas. Junto a Katherina, su madre, y su abuela Alina, dejaron un día su casa en las afueras de Kiev con dirección a España, y hoy viven en un hotel habilitado por Cruz Roja para refugiados ucranianos. Será ya por poco tiempo, porque el pasado viernes asistieron a la bendición del nuevo centro de acogida a desplazados de su país que se ha levantado en Leganés, un proyecto especialmente querido en este municipio al sur de Madrid, pues ha salido adelante gracias a la colaboración entre Cáritas Diocesana de Getafe y el Ayuntamiento.
Con el corazón pendiente de los acontecimientos de su país —el padre de los niños, un hermano de Katherina y el abuelo siguen allí combatiendo o llevando víveres y ropa al frente—, los cuatro quieren mudarse ya al nuevo centro habilitado para familias como la suya. «Nos gustaría venir cuanto antes, a los niños les gusta mucho y sería perfecto para nosotros», reconoce Alina.
El centro San Josafat está emplazado en la parroquia Nuestra Señora de Zarzaquemada, en el municipio pepinero. En su día fue una guardería para niños y, tras una oportuna reforma de 500.000 euros, está preparado para ofrecer 34 plazas a los desplazados por la guerra. En el horizonte está la idea de que un día deje de servir para este fin y se pueda dedicar a los ancianos del barrio.
«Ojalá dentro de poco no haya refugiados ucranianos porque se haya acabado ya la guerra», afirmó en la bendición de las instalaciones el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, quien aprovechó la oportunidad para subrayar que «la Iglesia sigue diciendo con fuerza: “No a la guerra”. No podemos acostumbrarnos a ella, la guerra lo destruye todo y no consigue nada».
Con esta nueva iniciativa, «Cáritas nos recuerda el rostro humano detrás de aquellos que lo han perdido todo y que un día podríamos ser nosotros. Nos necesitan. No son un número ni una estadística, sino hermanos y hermanas llenos de dignidad», subrayó el prelado.
Haber podido habilitar el centro junto al Ayuntamiento de Leganés constituye «una preciosa colaboración», señaló, «una muestra de lo que tiene que ser la política y la sociedad: un diálogo y un encuentro en los que convergen distintos puntos de vista e ideas». «Eso no nos divide a la hora de trabajar, sino que nos une. Es un ejemplo que debe cundir en otros lugares, porque es un trabajo para el bien común».
En esta misma línea, Santiago Llorente, alcalde de Leganés por el PSOE, recordó que este proyecto «está en continuidad con el convenio y el trabajo conjunto que mantenemos con Cáritas Diocesana a lo largo de todo el año». Concretamente, el centro para refugiados ucranianos es «una magnífica idea», según el regidor del Consistorio, una iniciativa para la que «elegimos a Cáritas porque fue el único proyecto que nos llegó, solvente a largo plazo, para ayudar a los refugiados ucranianos; una opción viable y con visos de continuidad en el futuro».
Pero no han sido solo ambas instituciones las que han arrimado el hombro para sacar adelante este proyecto. «Empresas y muchos particulares están detrás de esta realidad», destaca Enrique Carrero, director de Cáritas Diocesana de Getafe, que desvela que «en las obras han participado también muchos trabajadores de Ucrania que, al enterarse del destino del edificio, se han esforzado especialmente en esta tarea, para ayudar a sus compatriotas».
Ahora, mientras se ultiman los detalles que permitan su próxima inauguración, el centro aguarda para recibir a Alina y a su familia. «Todo el mundo nos ha acogido muy bien. España ha tenido un corazón grande para nosotros», dice sonriendo esta abuela ucraniana.