El obispo Rolando Álvarez vuelve a la cárcel en Nicaragua - Alfa y Omega

El obispo Rolando Álvarez vuelve a la cárcel en Nicaragua

Abandonó la prisión mientras se negociaba su exilio a Roma entre el Gobierno de Ortega, un enviado del Vaticano y el propio Álvarez, que se negó a abandonar el país y decidió volver a prisión

José Calderero de Aldecoa
Rolando Alvárez
Foto: CNS / Maynor Valenzuela, Reuters.

El obispo nicaragüense Rolando Álvarez, condenado a más de 26 años de prisión por «traición a la patria» y excarcelado por el Gobierno que preside Daniel Ortega este martes durante unas horas, fue devuelto a la cárcel tras negarse a abandonar Nicaragua, según informaron diversos medios locales.

El obispo de Matagalpa abandonó la cárcel Modelo mientras se negociaba su liberación definitiva, y su exilio a Roma, entre el Gobierno de Ortega, un enviado del Vaticano y el propio Álvarez, que se negó a abandonar el país y decidió volver a prisión.

El prelado siempre ha defendido su inocencia y ha exigido su liberación inmediata al no haber cometido ningún delito. «Monseñor no quiere salir de Nicaragua. Quiere ser libre, sin condiciones, en su país», adelantó en redes sociales el obispo hondureño José Antonio Canales.

Se trata de la segunda negativa de Rolando Álvarez a su traslado fuera del país. La primera se produjo en febrero. Entonces, el régimen de Ortega dictaminó la liberación y el exilio para 220 presos políticos. El obispo no quiso salir entonces y unos pocos días después fue condenado a más de 26 años de prisión.

Firmas por su excarcelación

La vuelta a la cárcel ha coincidido con el comunicado de más de 80 teólogos, religiosos y periodistas que han exigido el cese de la persecución religiosa emprendida por el Ejecutivo de Daniel Ortega y Rosario Murillo contra la Iglesia católica y, específicamente, contra Rolando Álvarez. Entre los firmantes se encuentra el presidente de la CONFER, Jesús Díaz Sariego; el vicario de Pastoral Social e Innovación de la archidiócesis de Madrid, José Luis Segovia; la religiosa sor Lucía Caram; la escritora Gioconda Belli, o el delegado de Migraciones de Madrid, Rufino García.

«Si queremos ser fieles al estilo de Jesús, la denuncia constante de todas las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua y todas partes del mundo debe también involucrar un amor eficaz que se concrete en la acogida humanitaria de los centenares de miles de migrantes que han abandonado el país, el acompañamiento de los más 300 apátridas, desterrados y desnacionalizados por el régimen y la continua e incesante demanda por la liberación de los más de 50 presos políticos que aún se mantienen, entre ellos laicos y laicas firmemente comprometidos con el Evangelio y sus consecuencias», subrayaron.