El obispo que gestiona su diócesis del Congo a distancia por el COVID-19
Monseñor Miguel Ángel Olaverri, arzobispo de Poine-Noire (República del Congo) se vio atrapado en París por el cierre de fronteras. Todavía no ha podido regresar a su archidiócesis; pero sí a España, donde este lunes ha presentado la Memoria 2019 de Obras Misionales Pontificias. Destaca que la misión es «una tarea común de la Iglesia», por lo que también sus fieles se esfuerzan por aportar desde su pobreza. El año pasado, su contribución fue de 10.000 euros
El obispo salesiano monseñor Miguel Ángel Olaverri ha tenido que gestionar su archidiócesis de Pointe-Noire (República del Congo) durante toda la pandemia desde el extranjero. Un tiempo que ha vivido «con mucha pena». Sorprendido en París por el cierre de fronteras, solo recientemente pudo entrar al menos en España, su país natal. En la nación africana que ha convertido en su hogar las fronteras siguen cerradas.
Gracias a las conexiones de wifi y al WhatsApp «he podido estar en contacto todos los días con mi vicario general, con mi secretario y con el ecónomo», explica en entrevista a Alfa y Omega. También ha mantenido el contacto con sus fieles gracias a dos intervenciones semanales para Radio María, que «ha sido un medio muy importante, y el único, para estar comunicados durante el confinamiento».
45.000 euros para que una diócesis funcione
Monseñor Olaverri ha participado este lunes en la rueda de prensa de presentación de la Memoria 2019 de Obras Misionales Pontificias. En 2019, Pointe-Noire recibió de OMP 45.000 euros para el funcionamiento de la diócesis, construcción de salas de catequesis o casas sacerdotales, implantación de nuevas parroquias en la selva o en barrios periféricos, sostenimiento de conventos de reciente creación y formación de catequistas. Esta última partida se destina sobre todo a los 200 catequistas de la zona rural de la diócesis, pues «es mucho más difícil mantener el contacto con ellos». A los 700 del área urbana pueden apoyarlos sus parroquias.
Con esa aportación, «se organizan varias sesiones de formación al año y se les paga el viaje», explica el arzobispo. También se ponen a su disposición materiales como una reciente edición del Nuevo Testamento en lengua kituba. Y «a los que se dedican a tiempo completo a visitar a pie los poblados, se les ayuda en su sustento».
Petición extraordinaria en tiempos de COVID-19
Además de esta aportación cotidiana, monseñor Olaverri ha solicitado ayuda al Fondo Extraordinario COVID-19 de OMP. La necesita para asistir a tres comunidades religiosas que viven muy aisladas (una de ellas a 130 kilómetros de la ciudad, en zona de pigmeos) y, además de pasar «grandes dificultades» tienen que seguir atendiendo a la población con alimentos y medicinas.
Afortunadamente no han tenido el problema, tan frecuente en África en estos meses, del sostenimiento de los sacerdotes, que sobreviven gracias a las ofrendas de unas misas que estaban suspendidas. «Algunas empresas han aceptado ayudarnos para eso, dándonos el equivalente de 30 a 50 euros por sacerdote».
Frutos del campo, para el Domund
El arzobispo subraya, con todo, que esta ayuda ya no es unidireccional, de Europa a África y otras zonas menos desarrolladas. «El año pasado nosotros aportamos a OMP 10.000 euros. La cantidad está en aumento desde hace siete años», comparte orgulloso. «Tratamos de sensibilizar a la gente de que la misión es una tarea común de la Iglesia; todas las iglesias dependen unas de otras y han de ser solidarias». Y los fieles responden, haciendo un gran esfuerzo. «En las zonas rurales, por ejemplo, dan productos del campo que nosotros vendemos en la ciudad y enviamos los beneficios al Domund o la Infancia Misionera».
A propósito de esto, el pastor de Pointe-Noire destaca también la labor de animación misionera con los niños. El día de la Infancia Misionera, que allí es la fiesta de la Epifanía, se reúnen unos 4.000 chicos de la diócesis. En una parroquia de la capital, comparten «las acciones que hacen en los arciprestazgos, como organizarse para ayudar a los ancianos o a los más pobres».
Estructura eclesial en crecimiento
La República del Congo es un país mucho más desconocido que su gran vecino del sureste, la República Democrática del Congo. Con una superficie similar a la italiana, solo tiene 4,5 millones de habitantes, de los cuales casi dos tercios se concentran en la capital, Brazzaville, y Punta Negra o Pointe-Noire, la ciudad costera y petrolera (el principal sector productivo del país) de la que es obispo monseñor Olaverri.
Golpeado en los años 90 por varias guerras civiles, ahora se enfrenta a una crisis económica muy profunda a causa de las sanciones del Fondo Monetario Internacional. Monseñor Olaverri explica que se impusieron por la falta de transparencia de las autoridades, pero «es la gente más pobre la que sufre las consecuencias».
En el ámbito religioso, el 55 % de la población es católica, con un 30 % de protestantes, un 4 % de musulmanes y el resto de religiones tradicionales. La Iglesia católica en concreto está viviendo un proceso de reestructuración, pues hace un mes se dividió en tres la única provincia eclesiástica que agrupaba a las nueve diócesis del país. «A la hora de abordar ciertos problemas, de gestionar los tribunales eclesiásticos o de organizar la pastoral por etnias y lenguas era conveniente que hubiera más autonomía».
2019 fue un año muy especial para Obras Misionales Pontificias, y así se recoge en su memoria. Fue el año del Mes Misionero Extraordinario, convocado por el Papa con el lema Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo para conmemorar el centenario del gran documento misionero de Benedicto XVI, Maximum illud.
«España se ha volcado» en esta cita a través de los «niños, jóvenes y adultos; sacerdotes, religiosas, religiosos y seglares; enfermos; obispos… ¡todos!», subraya la memoria. Gracias a la difusión que se empezó a hacer en mayo de 2018, la Iglesia en este país «ha sido consciente de lo que el Papa Francisco pretendía».
967 actividades extraordinarias y 2.168 ordinarias
Además de una docena de convocatorias a nivel nacional, el Mes Misionero Extraordinario se preparó en las diócesis con 157 encuentros previos en los que participaron 1.962 personas. Una vez dado el pistoletazo de salida, se celebraron 967 eventos, entre los actos de inauguración, oraciones, momentos testimoniales, conciertos y encuentros de formación, además de las celebraciones de envío misionero de agentes de pastoral. En total, participaron en ellos más de 40.000 personas.
Esta difusión extraordinaria se suma a los actos ordinarios de las mismas delegaciones diocesanas: 2.168 actos para los fieles en general, con los que se llegó a 107.597 personas. Además, 39.408 niños se involucraron en acciones específicas dirigidas a ellos, como el concurso de Infancia Misionera, los festivales de la Canción Misionera, el Tren Misionero, los encuentros diocesanos y Sembradores de Estrellas.
Un 3,66 % más de recaudación que en 2018
Las acciones de OMP se centran en cuatro grandes campos: la sensibilización, la formación, el acompañamiento personal y espiritual a los misioneros y la colaboración económica. Todo ello, para cada una de las cuatro obras que componen este organismo y que sirven a 1.115 territorios de misión: Propagación de la Fe, Infancia Misionera, San Pedro Apóstol (vocaciones nativas) y la Pontificia Unión Misional.
En 2019, el Domund (para Propagación de la Fe) recaudó 13,75 millones de euros; Infancia Misionera 2,69, y la Jornada de Vocaciones Nativas, 2,58. Estas tres campañas suman un total de 19 millones de euros, con un resultado final de 15,15 millones una vez descontados los gastos. El 43 % de estos ingresos procede de las parroquias, además de un 26 % de herencias, un 8 % de colegios y una cuarta parte de origen heterogéneo.
10.893 misioneros españoles
Lo obtenido en 2019 supone un 3,66 % más de los 14,96 millones puestos a disposición de Roma en ese mismo año, procedentes de lo recaudado en 2018. Con esos 14,96 millones se financiaron 877 proyectos: 439 a través de Propagación de la Fe, 354 de Infancia Misionera, y el resto para el funcionamiento de 84 seminarios (la mayoría en Asia), del que se beneficiaron 5.544 seminaristas.
En 2019, la cifra de misioneros españoles era de 10.893. De ellos, 7.792 estaban en activo en todo el mundo. Otros 3.101 residían en España, bien porque habían recibido el encargo de implicarse en la animación misionera, o a la espera de destino. El perfil del misionero español en activo es el de una religiosa de 74 años enviada por su congregación a Perú, aunque también hay 93 obispos y 2.597 sacerdotes diocesanos o religiosos. 1.290 misioneros fueron enviados por sus diócesis.