El obispo de Shanghai, dos años de cautiverio por ser leal a la Iglesia católica
Este 7 de julio se cumplen dos años desde que el obispo de Shanghai, monseñor Tadeo Ma Daqin, fuera hecho prisionero por los funcionarios del Gobierno chino. ¿Su delito? Haber renegado de la Iglesia Patriótica China -que no reconoce la autoridad del Papa-, el día de su ordenación
7 de julio de 2012. Catedral de San Ignacio, en Shanghai (China). El recién nombrado obispo, monseñor Tadeo Ma Daqin, celebra su misa de ordenación y se dirige a más de un millar de católicos: «Desde este día de consagración, no considero conveniente seguir perteneciendo a la Asociación Patriótica (la Iglesia controlada por el Gobierno)». Horas después es detenido y aislado en paradero desconocido hasta que es visto, todavía privado de libertad, en el seminario chino de Sheshan.
Ahora, cuando se cumplen dos años de cautiverio, no se sabe con certeza el paredero del obispo, según señala UCANews, ni si se encuentra en buen estado, pero sí que sigue recibiendo clases de adoctrinamiento del aparato comunista, según se desprende de las declaraciones de religiosas y sacerdotes obligados a escuchar discursos gubernamentales «para mejorar la conciencia civil, nacional y legal»: «los funcionarios del Gobierno dijeron explícitamente en la última clase que el obispo Ma tiene que continuar su arrepentimiento y la reflexión».
Medidas de castigo
No es la primera vez que religiosos chinos deben atender a estos cursos de reeducación. En septiembre de 2012, y para contrarrestar el efecto Ta Daqin, todos los sacerdotes y religiosas de Shanghai tuvieron que escuchar doce horas diarias de lecciones sobre las relaciones Iglesia-Estado, el sistema de valores comunista, la visión del Partido sobre religión -que incluye la idea de una Iglesia independiente del Papa-, las políticas y leyes al respecto, y el desarrollo económico de China.
Los cursos de reeducación no fueron la única represalia de las autoridades chinas. Tras la deserción de Ma Daqin, los Seminarios Mayor y Menor de la diócesis no abrieron el siguiente curso y la Superiora de las Hermanas de Nuestra Señora de la Presentación era obligada a abandonar su cargo. Además de para aislar al obispo, la agencia católica AsiaNews señalaba entonces que esas medidas pretendían castigar a seminaristas y religiosas, por intentar evitar que a la ordenación de monseñor Daqin asistieran obispos ilegítimamente ordenados.