El obispo de Riga se muestra abierto en el Sínodo a bendecir parejas LGTB si viven en castidad
Zbigņev Stankevičs respondió en una rueda de prensa que, si se aceptaran los actos homosexuales, «estaríamos dañando» a esas personas y «supondría bendecir el pecado»
«Si dos personas (homosexuales) vienen a nosotros y nos dicen: “Queremos vivir en castidad, pero sufrimos tentaciones”, podemos rezar por ellos e incluso bendecirlos para que vivan en castidad», afirmó el pasado miércoles Zbigņev Stankevičs, padre sinodal y arzobispo de Riga (Letonia), respondiendo a preguntas de los periodistas en una de las conferencias organizadas por la Comisión de Información del Sínodo. «Pero si vienen y nos dicen: “Queremos vivir juntos como si fuéramos un marido y una esposa y obtener vuestra bendición”, veo un gran problema ahí porque supondría bendecir el pecado», añadió.
El arzobispo letón parafraseó al Papa Francisco diciendo que acogía con respeto a las personas homosexuales, «pero el amor verdadero no puede separarse de la verdad; si no, no sería amor». Añadió que, si debido al mal consejo de un pastor un integrante de una pareja de este tipo mantiene relaciones sexuales con su compañero pensando que «todo está bien», en realidad «lo estaríamos dañando» porque «cuando muera estará en gran peligro», señaló.
Una «conversión pastoral»
Zbigņev Stankevičs subrayó durante su intervención que, tanto en los debates sobre el diaconado femenino como en las bendiciones de parejas homosexuales, dos cuestiones especialmente sensibles en el Sínodo, «debemos ser fieles a las Sagradas Escrituras y a lo que la Iglesia ha descubierto en estos dos mil años interpretándolas». Recordó además que, según el párrafo 2.358 del Catecismo, «un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza».
El arzobispo de Riga, quien presta este servicio desde 2010, contó además que a lo largo de los últimos años ha experimentado «una conversión pastoral» que le ha empujado a ser más sensible ante estas personas. «Jesús dijo que tenemos que amar a nuestro prójimo y también los homosexuales son nuestro prójimo. Debemos amarlos con la verdad y no con un amor que lo permita todo», concluyó.