El obispado de León invita a «superar recelos» ante los gestos xenófobos por la apertura de un centro de migrantes
En una nota, piden «no considerar al migrante como una amenaza, sino reconocer su dignidad como persona; superando los prejuicios que el desconocimiento, el miedo y la desinformación puedan provocar en nosotros»
La diócesis de León ha hecho público este martes un comunicado frente a las actitudes xenófobas de centenares de vecinos que se han manifestado contra la apertura de un centro de acogida temporal a migrantes en el municipio de Villaquilambre. La forma de protesta de estas personas han sido la presentación de denuncias individuales en el registro municipal, así como concentraciones frente al Ayuntamiento y la Subdelegación del Gobierno.
De hecho, y según recoge Vida Nueva, los vecinos se habrían organizado también mediante las redes sociales para intercambiar mensajes de odio hacia los migrantes y difundir bulos «entre los que se ha llegado a pedir incendiar las instalaciones para impedir el alojamiento a estas personas».
Ante estos hechos, el obispado de León ha pedido «fomentar prácticas positivas en relación con la acogida y la hospitalidad hacia las personas migrantes» ante lo que ha denominado como «reacciones de desconfianza y rechazo». Además, invitan a «superar los recelos y recibir a los migrantes con apertura y comprensión».
«Recordamos que la convivencia con personas emigradas es una oportunidad para el enriquecimiento mutuo. Las personas migrantes no son un problema, sino portadoras de talentos y experiencias culturales valiosas», han expresado en la nota firmada por la Delegación de Misión Samaritana de la diócesis.
La apertura del centro está prevista para el próximo 22 de junio y la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios sería la encargada de reacondicionar para ello las instalaciones del antiguo hotel Chalet del Pozo. En el lugar se acogerían, de forma temporal, a 180 personas migrantes documentadas que habrían llegado a las costas canarias y que ya habrían formalizado su solicitud de petición de asilo.
Desde el obispado, hacen un llamado «a no considerar al migrante como una amenaza, sino reconocer su dignidad como persona; superando los prejuicios que el desconocimiento, el miedo y la desinformación puedan provocar en nosotros», además de exhortar a todos los cristianos de la diócesis a «ser agentes de hospitalidad, promotores de la cultura del cuidado y constructores de puentes entre aquellos que son diferentes». «Animamos a todos a trabajar por una cultura de la justicia a nivel global, donde nadie se vea forzado a emigrar de su tierra», recalcan.
La diócesis ha pedido a todos los agentes pastorales «destacar la contribución positiva de las personas emigradas al bien común de la sociedad, evitando actitudes racistas y aporofóbicas y fomentando la cultura del encuentro fraterno y la ayuda que dignifica», y recuerda la propuesta que hace el Papa Francisco ante los desafíos migratorios actuales: sobre acoger, promover, proteger e integrar.