Enrique Planas: «El mejor comunicador es el que no hace nada para serlo y, en cambio, su acción es noticia químicamente pura»
El Premio ¡Bravo! Especial 2014 será entregado a monseñor Enrique Planas el próximo 28 de enero. Es uno de los iniciadores de la RIIAL (Red Informática para la Iglesia en América Latina) y desde el Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales de la Santa Sede ha sido el Oficial Delegado de la Filmoteca Vaticana. Le entrevistamos para que nos cuente como ha visto la evolución de la comunicación de la Iglesia y su visión del Papa Francisco como comunicador
La semana que viene recibirá el Premio ¡Bravo! Especial 2014, ¿Cómo recibió la noticia?
Naturalmente con alegría, sobre todo porque el premio es ocasión de sentir la caricia de la amistad, coagulada en torno a unos trabajos al servicio de la Iglesia. Y con el seguro sentimiento de que otras personas merecen el Premio mucho más que yo.
Fue el primer director del Secretariado de la Comisión de Medios de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Española, entre 1968 y 1972, ¿Cómo ha visto la evolución de este secretariado hasta el día de hoy?
Quiero aclarar que al comienzo de mi servicio a la Conferencia Episcopal, recién creada, estaba a las órdenes de un delegado general de la Comisión de Medios de Comunicación Social, don Ramón Cunill, sacerdote comunicador y periodista de raza, del que tanto aprendí. Fue en 1971, si no me equivoco, cuando recibí el nombramiento de Director del Secretariado, estando don Ramón ya enfermo.
Con los años el Secretariado fue madurando en sensibilidad, madurez y competencia, gracias a unos directores y colaboradores de gran valía. Todos me honraron con su amistad, pero deseo citar y agradecer en especial a don Joan Pujol y a don José María Gil, su compañía y ayuda; además me han enseñado mucho del arte del comunicar.
Además fue iniciador de la RIIAL (Red Informática para la Iglesia en América Latina), ¿considera importante el uso de las redes sociales como herramientas de comunicación religiosa?
Las redes sociales son funcionalmente importantes pero, sobre todo, me ha interesado el concepto mismo de red, en momentos en que las nuevas tecnologías, posibilitaban una nueva visión de la humanidad misma y parecían hechas a medida para facilitar la vida y acción de la Iglesia.
Hablemos de la comunicación de la Iglesia… ¿la Iglesia comunica pronto y bien o sin embargo, como algunos critican, lo hace tarde y mal?
Hay de todo en la viña de Señor. Es cierto que se ha dado y se da en muchos ámbitos de Iglesia una reticencia, mayor o menor a contar los hechos embarazosos —que tampoco faltan— tal como son y, sobre todo, no siempre se ha incluido la pastoral de la comunicación entre las grandes posibilidades evangelizadoras. Es una ingenuidad tratar de domesticar a los mass media. Pero la Iglesia siempre ha sido, es y será la depositaria de la gran Buena Noticia y, con posibles altibajos, los medios de comunicación social, grandes y pequeños, no podrán prescindir de ella, sobre todo si sabemos mostrar su acción con el lenguaje adecuado.
A lo largo de su carrera profesional ha ayudado en importantes hitos comunicativos dentro de la Iglesia: la apertura de la Puerta Santa en 1975 por el papa Pablo VI, su muerte, la elección como papa de Juan Pablo I, la muerte del mismo después de 33 días de su elección y la elección Juan Pablo II como el Papa sucesor… ¿Algún hito que en el que le hubiera gustado participar y no ha podido?
Me hubiera gustado estar presente en la Apertura del Concilio Vaticano II y sentir físicamente cercano al buen papa Juan XIII. No pude por encontrarme en edad militar. Pero me compensó vivir la Clausura.
¿Ve al Papa Francisco como un buen comunicador?
El mejor comunicador es el que no hace nada para serlo (me refiero al uso premeditado de las técnicas de comunicación) y, en cambio, su acción es noticia «químicamente pura». Es el caso del papa Francisco, con su vida, sus enseñanzas y sus gestos.
Lourdes Artola / Agencia SIC