El gran atrio de los gentiles que podrían ser las redes sociales - Alfa y Omega

El gran atrio de los gentiles que podrían ser las redes sociales

Es el momento de desterrar el narcisismo y la superioridad moral en las redes sociales y dar paso a una común unión

Alfa y Omega

Somos conejillos de indias en materia digital. La nueva forma de relacionarnos, especialmente a través de redes sociales, está poco a poco empezando a mostrar su cara más amarga. El odio escondido tras una máscara de anonimato, que pone a diario en tela de juicio aspectos no solo opinativos de las personas, sino también personales, ha llevado a no pocos a sufrir depresiones e incluso a suicidarse. A los que crecieron picando al telefonillo de sus vecinos para jugar a la pelota y llamando a la abuela por el teléfono de góndola les pilla más resabiados —o no—. Pero las generaciones jóvenes están indefectiblemente inmersas en una forma de relacionarse que cada vez se aleja más de la valentía de mirar al otro a los ojos y se acobarda en el escudo de la pantalla. La cobardía, además, es un gran caldo de cultivo para el exabrupto y el acoso. Es fácil tirar de los instintos más primarios desde el enfado o la obsesión de sofá. Por eso el Vaticano ha puesto a disposición de los fieles un documento para dar un poco de luz en esta noche oscura de internet, y falta hacía. Bien proclamar el Evangelio allí donde está el prójimo, que por suerte o por desgracia es TikTok, Instagram, Twitter o WhatsApp. Pero ojo con el individualismo. Hay que crear comunidad, recuerda el texto. Los influencers sobreviven de puntillas sobre una delgada línea que gravita entre el egocentrismo y la donación. ¿Buscamos dar a conocer el tesoro o un centenar de likes? Pregunta obligada. La siguiente es si estamos ofreciendo nuestro testimonio o haciendo proselitismo. Hay quien utiliza su posición para querer formar conciencias a imagen y semejanza. Y no pocos que señalan con el dedo para arrinconar pensamientos divergentes. Con lo enriquecedor que es un buen debate y lo primordial y valiosa que es la libertad. Es el momento de desterrar narcisismos y superioridades morales y dar paso a una común unión que destierre las rencillas internas y sea realmente un atrio de gentiles para el resto.

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