El Gobierno italiano rectifica y «estudiará» permitir misas con fieles «lo antes posible»
El plan de desconfinamiento presentado el domingo por el primer ministro Giuseppe Conte contemplaba funerales reducidos, retomar las actividades deportivas y fechas para las reaperturas de comercios y locales de ocio pero no retomar las celebraciones religiosas. Para los obispos, se trata de una exclusión «arbitraria»
El Gobierno de Italia aseguró el domingo que «toma nota» de la protesta de los obispos del país por que el primer plan de desconfinamiento no contemplara la reanudación de las celebraciones religiosas con fieles. Manteniendo todo lo afirmado en la presentación del decreto que tuvo lugar el mismo domingo por la tarde, la Presidencia del Consejo de Ministros asegura en un comunicado que «en los próximos días, se estudiará un protocolo que permitirá a los fieles participar en las celebraciones litúrgicas lo antes posible en condiciones de máxima seguridad».
El domingo por la tarde, el primer ministro Giuseppe Conte presentó cómo será la fase 2 de la pandemia, la llamada «convivencia con el virus». El desconfinamiento comenzará el 4 de mayo, cuando se permitirán movimientos dentro de la propia región y reanudarán su actividad el sector manufacturero, la construcción y el comercio mayorista, garantizando protocolos de seguridad. Los restaurantes podrán abrir solo para entregar comida para llevar. Podrá realizarse deporte y celebrar funerales de hasta 15 asistentes.
Dos semanas después, a partir del 18 de mayo, podrán abrir el comercio minorista, los museos y las bibliotecas, y se permitirán los partidos de equipo en campos deportivos. El 1 de junio llegará el turno de los bares y restaurantes y de los establecimientos de cuidado personal como peluquerías, centros de estética, de masaje y barberías.
Libertad de culto, comprometida
Los obispos italianos mostraron inmediatamente su rechazo por el hecho de que no se contemple el regreso de las celebraciones religiosas con fieles. «No podemos aceptar ver comprometido el ejercicio de la libertad de culto», aseguraban en un comunicado.
La Conferencia Episcopal Italiana explicaba que durante las semanas en las que se ha preparado la fase 2 se han presentado al Gobierno orientaciones y protocolos «con los que afrontar una fase transitoria en el pleno respeto de todas las normas sanitarias».
Recuerda también que la ministra de Interior, Luciana Lamorgese, había afirmado en declaraciones a Avvenire que el Ejecutivo estaba estudiando «nuevas medidas para permitir un ejercicio más amplio de la libertad de culto», en el marco de esta «interlocución continua» con la Secretaría General de la CEI. En las conversaciones, los obispos subrayaron varias veces «de forma explícita» que, cuando se empezaran a levantar las demás restricciones, «la Iglesia exige poder retomar su acción pastoral».
«El servicio a los pobres bebe de la vida sacramental»
Sin embargo, el decreto presentado el domingo por la noche por el primer ministro, Giuseppe Conte, «excluye arbitrariamente» la posibilidad de celebrar misas con fieles. Por ello, la CEI quiere recordar tanto al Ejecutivo como al Comité Técnico-Científico que su responsabilidad es «dar indicaciones precisas de carácter sanitario», y que deben distinguir entre ella y la de la Iglesia, a quien corresponde «organizar la vida de la comunidad cristiana, de conformidad con las medidas preparadas, pero en el plenitud de la autonomía».
La nota también previene sobre la tentación de aceptar solo la vertiente social del trabajo de la Iglesia. «El empeño por el servicio a los pobres, tan significativo en esta emergencia, nace de una fe que debe poderse nutrir de sus fuentes; en particular, de la vida sacramental».
Efe / Vatican News / Redacción