El español Fernando Vérgez estará al frente del Gobierno de la Ciudad del Vaticano
El que fuera secretario personal del cardenal Pironio ocupaba hasta el momento la secretaría general
El Papa Francisco ha nombrado este miércoles al obispo español Fernando Vérgez Alzaga, que pertenece a los Legionarios de Cristo, como nuevo presidente de la Gobernación y de la Comisión Pontificia del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Vérgez, que hasta ahora era secretario general de la Gobernación, comenzará esta nueva etapa el próximo 1 de octubre. Además, el Pontífice le ha conferido el título personal de arzobispo.
Nacido en Salamanca en 1945, toda su trayectoria al servicio de la Iglesia la ha desarrollado en Roma, donde fue ordenado sacerdote en 1969. En la Santa Sede ha formado parte de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica y del Pontificio Consejo para los Laicos.
En ambos dicasterios fue secretario personal del cardenal argentino Eduardo Pironio. El hoy siervo de Dios fue una figura muy importante para Vérgez y, de hecho, su lema episcopal es el mismo y su escudo, similar. Además, también fue responsable del Departamento de Internet y director de Telecomunicaciones de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano.
Colaborador del Papa Francisco
Ya con el Papa Francisco, en 2013 Fernando Vérgez fue nombrado secretario general del Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano y fue consagrado obispo el 15 de noviembre de ese mismo año, en una celebración en la basílica de San Pedro presidida por el Pontífice.
Aquel día, Francisco le dijo durante la homilía: «El episcopado, en efecto, es el nombre de un servicio, no de un honor. Ya que al obispo le compete más servir que dominar, según el mandamiento del Maestro: quien es más grande entre ustedes, se haga el más pequeño. Y quien gobierna, que gobierne como aquél que sirve. En este servicio, pienso, en aquel gran servicio de ternura y caridad que tú has ofrecido al cardenal Pironio. Estoy seguro que él está entre nosotros en este momento y se alegra. En nombre de la Iglesia te agradezco de nuevo. Servicio humilde y silencio, servicio de hijo y de hermano. También recuerdo con alegría la amistad con el cardenal Quarracino que te quería tanto».