El Encuentro Europeo (virtual) de Taizé anima a «esperar a tiempo y a destiempo»
Miles de jóvenes participan hasta el 1 de enero en un encuentro virtual que entronca en gran medida con la encíclica Fratelli tutti, del Papa. Durante la pandemia, asegura dede Taizé el hermano Pedro, «ha crecido la conciencia de que pertenecemos los unos a los otros y que juntos formamos esta familia humana, esta familia de Dios»
La Peregrinación de Confianza a través de la Tierra, organizada por la comunidad ecuménica de Taizé, es «ahora más necesaria que nunca», enfatiza el hermano Pedro. Aunque la etapa que se celebra hasta el día 1 sea el primer Encuentro Europeo de Jóvenes que tiene lugar en este pueblito del suroeste francés (y virtualmente en todo el mundo) y no en una gran ciudad europea. Turín, que iba a acogerlo este año, tendrá que esperar a la Navidad de 2021 «si la situación lo permite».
Como en tantos otros lugares, en la colina de Taizé este año ha sido «muy complicado, muy austero», comparte. Una de las decisiones más dolorosas fue la de enviar a sus países a los voluntarios, «de los cinco continentes», durante el primer confinamiento. Incluso la comunidad de hermanos se dividió en pequeñas fraternidades de seis o siete, que vivían en edificios separados para minimizar el riesgo de contagio. Entre ellos no ha habido ningún caso.
La pandemia de COVID-19 nos ha hecho «darnos cuenta de que pertenecemos los unos a los otros. Los jóvenes lo viven, buscan ese espacio para estar juntos, esa fraternidad. Y ahí van descubriendo la presencia de Dios». Porque «Jesús no es alguien que presenta unos valores, un programa, sino alguien que nos invita a una vida que nos hace hermanos», explica este miembro español de la comunidad ecuménica.
Migración a las nuevas tecnologías
Fueron esos mismos jóvenes, sedientos de sentirse unidos, los que «nos fueron exigiendo primero que retransmitiéramos la oración de la noche» al estilo de Taizé «en cuanto pudimos volver a orar juntos». Luego les propusieron organizar otro tipos de encuentros online. Y así fue, primero en Pentecostés y luego en verano (cuando ya se había podido retomar de forma limitada la acogida).
Al constatar con pena que el tradicional Encuentro Europeo de fin de año sería inviable tal como estaba previsto, se decidió elaborar un programa más amplio de citas virtuales. Era «una manera de acompañar a los jóvenes en su reflexión, en su necesidad de encontrarse, de compartir y de crear signos de solidaridad». Para que fuera posible, «nos hemos tenido que poner todos a trabajar con las nuevas tecnologías», bromea el hermano español. Y contar con el asesoramiento y ayuda de los voluntarios, ya de vuelta.
Oración y talleres
La convocatoria ha tenido bastante éxito: han llegado más de 1.000 inscripciones individuales y 300 de grupos de distintos tamaños, que se sumarán en comunidad al encuentro desde sus lugares de origen en los cinco continentes. Pero el encuentro lo pueden seguir también quienes no se hayan apuntado. En la página web de la comunidad se hacen propuestas para la oración de la mañana. Y a través de Youtube se podrán seguir la oración de mediodía (12:30 horas) y de la tarde (18:45 horas, adelantada para respetar el toque de queda).
Entre ambas, se ofrecen cada día dos talleres, a las 15:00 horas y 17:00 horas. En los de este lunes, por ejemplo, se abordan Nuevos horizontes de esperanza con migrantes y refugiados (con la participación de la española Amaya Valcárcel) y Violencia, injusticia e ira: una conversación sobre las tensiones actuales en el mundo. En el programa para el resto de días hay cuestiones tan diversas como qué es la Iglesia para distintas confesiones cristianas, la actualidad de una tradición espiritual para encontrar a Dios hoy, estilos de oración, los desafíos de la pandemia para la salud pública, el compromiso social y político o la emergencia climática.
Cada día se comparten además otros vídeos y testimonios enviados por miembros de la comunidad desde distintas partes del mundo. Y a quienes se hayan inscrito, se les ofrecen formas para entrar en diálogo con otros jóvenes participantes.
Una nueva forma de cuestionarse la fe
Como cada año, el eje de las reflexiones y de los temas propuestos es el mensaje escrito por el prior de la comunidad de Taizé, hermano Alois, para el año 2021. En esta ocasión, sobre la esperanza, con el título Esperar a tiempo y a destiempo. Un mensaje al que se ha unido el Papa Francisco. En su saludo, el Pontífice ha exhortado a los jóvenes a no contarse «entre los que siembran la desesperación y crean una desconfianza constante, porque esto neutralizaría la fuerza de la esperanza que nos ofrece el Espíritu de Cristo Resucitado».
El documento del hermano Alois se hace eco del «avance de la precariedad en vastas regiones del mundo», que exige «decisiones políticas valientes». Pero «la solidaridad y la amistad social que cada uno podemos vivir son igualmente indispensables». «En medio de las difíciles realidades», continúa, es posible percibir razones para la esperanza». Para descubrirlas, invita a juntarse con «quienes han hecho opciones de vida diferentes». «La alegría se renueva cuando vivimos la fraternidad, cuando nos aceramos a los más desprovistos».
Pero el mensaje reconoce también que en esta búsqueda los jóvenes, «para mantener el rumbo, se cuestionan de una manera nueva sobre su fe en Dios». Citando al hermano Roger, su sucesor explica que «la fe es una confianza muy sencilla en Dios, un impulso de confianza, mil veces retomado en el transcurso de la vida». Y fortalecido por la conciencia de que, después de introducir el amor «en las más profundas tinieblas», Cristo «vive de ahora en adelante junto a Dios», «hará justicia a los pobres» y «nos acogerá después de la muerte en la plenitud de la alegría».
Una relación más cercana
Unas ideas que, explica el hermano Pedro, nacen de la reflexión y del contacto de los meses pasados con los jóvenes. Durante el verano, al haber apenas 200 donde antes eran miles, se ha dado una relación «más cercana, con más posibilidades de profundizar». También en el contacto por teléfono, correo electrónico u otros medios online. Desde el principio de la pandemia «todo el mundo nos escribía, nos daba noticias, nos preguntaba cómo estábamos…».
También los hermanos de Taizé «sentíamos con fuerza la responsabilidad de estar ahí para los jóvenes». Cree que no se ha prestado suficiente atención a este un grupo, para el cual la situación ha sido muy difícil, sobre todo durante el confinamiento. «Para ellos la amistad es un valor supremo, y no podían estar con los suyos, tampoco estudiar. Por eso hemos sentido la necesidad de encontrar medios para acompañarlos. Y estamos contentos, porque responden».
Novedad: venta de galletas
De hecho, «también nosotros nos hemos sentido muy sostenidos». Incluso económicamente. Al no poder vender sus obras de artesanía a los peregrinos para ganarse el sustento, la comunidad ha fortalecido la venta online. Y con novedades, como las pastas y galletas que han empezado a hacer en su gran cocina.
En los contactos entre hermanos de Taizé y jóvenes, «surgían constantemente temas como la ecología y la solidaridad. Se sienten muy inspirados por las últimas encíclicas del Papa, Laudato si y Fratelli tutti», que también entronca muy bien con el mensaje del hermano Alois. «Ha crecido la conciencia de que pertenecemos los unos a los otros y que juntos formamos esta familia humana, esta familia de Dios». Y el hermano Pedro cree que, además, el confinamiento ha servido como «invitación a la vida interior, a la búsqueda de algo más espiritual, que nos haga más humanos y nos ayude a vivir esa felicidad querida por Dios para todo ser humano».
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha enviado un mensaje a los participantes en el Encuentro Europeo de Jóvenes de Taizé en el que afirma que «nunca antes los hombres se habían dado cuenta de hasta qué punto nuestros destinos están entrelazados. Compartimos la misma fragilidad» ante la pandemia, ha subrayado.
Ante esta situación, «podemos centrarnos en nuestras diferencias, desacuerdos y malentendidos» y, entonces, «será fácil desesperarse»; pero también «podemos optar por unir fuerzas para el bien, es decir, para proteger la dignidad de cada ser humano y la belleza de la creación».
Con la mirada puesta en esta segunda posibilidad, la presidenta de la Comisión Europea ha mencionado al hermano Alois, quien «nos recordó que los signos de esperanza provienen de todos los rincones de la tierra. Innumerables hombres y mujeres han dedicado su tiempo e incluso han arriesgado sus vidas para ayudar a los ancianos, los enfermos y los solitarios».
También «los jóvenes de todas las nacionalidades se han movilizado por nuestro planeta». Así, «este año de sufrimiento se ha convertido en un año de solidaridad», ha asegurado Von der Leyen al mismo tiempo que ha subrayado que «nadie se salva solo. Nos necesitamos unos a otros, para poner fin a la pandemia, para construir una economía más verde y más justa, para poner fin a la destrucción de la creación».