El ecumenismo, hoy - Alfa y Omega

El ecumenismo, hoy

La división de los cristianos constituye uno de los escándalos más grandes de la Historia y su superación, una de las prioridades de Benedicto XVI. ¿En qué situación se encuentra este proceso? La pregunta adquiere actualidad al cierre de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que se celebra del 18 al 25 de enero. No se trata de un debate abstracto o lejano. A cada uno de nosotros, se pregunta el Papa, «¿qué nos pide el Señor?»

Jesús Colina. Roma
Benedicto XVI clausura, en la basílica de San Pablo Extramuros, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el año 2011.

Después del proceso de diálogo en búsqueda de la unidad entre hermanos separados, lanzado por el Concilio Vaticano II, hace más de tres décadas, se puede constatar que las divergencias en la visión y autoridad en la Iglesia constituye el motivo de separación teológica entre todas las confesiones cristianas.

Iglesias ortodoxas

La radiografía de las relaciones con las Iglesias ortodoxas, separadas de Roma tras el Cisma de Oriente del año 1054, lo pone de manifiesto. Superadas las mutuas excomuniones entre Roma y el Patriarcado de Constantinopla, que dieron origen a la gran división, con el abrazo entre Pablo VI y el Patriarca Ecuménico Atenágoras I, en 1965, el debate ha pasado a centrarse en el papel y el servicio del Papa.

El origen teológico de la división fue la inclusión en el credo, por parte de Roma, del término latino Filioque, que significa y del Hijo. Los ortodoxos vieron en este añadido, una i griega, una herejía. Juan Pablo II ya explicó y rezó el credo ortodoxo, que confiesa que el Espíritu Santo «procede del Padre». Según explicó, esta expresión que rezaron católicos y ortodoxos juntos durante siglos, no está en contradicción con la confesión católica que añade «y del Hijo». Se trata, por tanto, de explicaciones complementarias del misterio de la Trinidad.

Si el origen de la solución está superado, entonces, ¿cuál es el motivo actual de esta separación? Hoy la gran cuestión es la concepción del papel del Papa, que ciertamente es reconocido por los ortodoxos como particular, pero en las modalidades de su ejercicio no hay consenso.

El trabajo de la Comisión Internacional de Diálogo Teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa en su Conjunto se ha topado con esta cuestión. Su última sesión de trabajo tuvo lugar en Viena, el año 2010. Al final, se dejó a un lado la idea de preparar un documento común sobre el primado del obispo de Roma en la comunión de la Iglesia del primer milenio, que debería haber servido para mostrar un futuro al ecumenismo.

En estos momentos, se ha bloqueado la redacción de ese documento por la dificultad para llegar a interpretaciones compartidas por católicos y ortodoxos de los documentos históricos sobre el gobierno de la Iglesia durante los diez primeros siglos del cristianismo, en los que ortodoxos y católicos vivían la unidad visible.

Actualmente, la Comisión se ha empeñado en buscar una posición sobre la relación entre el primado del obispo de Roma y la sinodalidad, elemento característico del gobierno de las Iglesias ortodoxas, basado en buena parte en la autoridad del Sínodo. El trabajo es arduo, pues hay siglos de visiones y prácticas divergentes.

Anglicanismo

El año 2012 ha dejado huella en las relaciones entre anglicanos y católicos. Los grandes debates internos a la Comunión Anglicana, cuyo primado, Justin Welby, el nuevo arzobispo de Canterbury, tomará posesión de su sede el 21 de marzo, han girado en torno a la visión de la Iglesia. El caso más mediático ha sido la decisión, en noviembre pasado, del Sínodo Anglicano de rechazar la ordenación como obispos de mujeres.

El diálogo oficial teológico anglicano entró, en mayo de 2011, en una tercera fase que se centra precisamente en analizar la visión de la Iglesia como comunión. En estos momentos, los delegados anglicanos y católicos discuten en particular sobre la implicación que tiene la autoridad eclesiástica en la enseñanza ética. En caso de consenso, se llegará a un documento común.

Mientras tanto, el camino ecuménico sigue su curso, caracterizado, en estos dos últimos años, por la creación, en Gran Bretaña y Estados Unidos, de Ordinariatos (una especie de diócesis sin territorio físico) para acoger en la Iglesia católica a comunidades anglicanas que piden el regreso a Roma.

Protestantismo

En el caso de las relaciones con los protestantes se experimenta una paradoja semejante a la de los ortodoxos. La causa teológica del cisma de Martín Lutero se superó en 1999, con una declaración común sobre la doctrina de la justificación, firmada entre la Iglesia católica y la Federación Luterana Mundial.

La concepción de la Iglesia constituye hoy también el principal motivo de separación entre católicos y protestantes. Dado que los hijos de la Reforma luterana hoy se encuentran divididos en muchas denominaciones, se puede decir que uno de los espacios de diálogo más representativos tiene lugar en el seno de la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias, que reúne a cristianos de las diferentes confesiones, incluidos representantes de la Iglesia católica y en particular de la Santa Sede.

Esta Comisión, la única de ese Consejo en la que participa la Iglesia católica, considerada por este motivo como el foro teológico más representativo de la cristiandad, después de haber reconstituido su organización, está discutiendo en estos momentos precisamente sobre el concepto de Iglesia.

En particular, está terminando un documento de convergencia con el título La Iglesia, hacia una visión común, que será presentado en la reunión que el Consejo Ecuménico de las Iglesias mantendrá en Corea del Sur, en noviembre de 2013. Recogerá veinte años de trabajo entre cristianos de diferentes confesiones sobre la eclesiología y podría ofrecer una base de entendimiento entre católicos y en particular protestantes, sobre lo que es la Iglesia. Si el documento fuera convergente, podría tener una importancia decisiva como fundamento para un lenguaje común de entendimiento entre los teólogos.

Siglos de divisiones entre cristianos no se superan en pocas décadas. Pero, como escribió en latín Benedicto XVI, en un tuit, al comenzar esta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos: «¿Qué nos pide el Señor para la unidad de los cristianos? Rezar con constancia, practicar la justicia, amar la bondad y caminar con Él».