«El Dios en quien creemos no se ha escondido» - Alfa y Omega

«El Dios en quien creemos no se ha escondido»

La diócesis celebra la Navidad y se prepara para la fiesta de la Sagrada Familia

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
El cardenal Osoro con un grupo de niños, durante la fiesta de la Navidad de la Fundación Madrina, en la catedral
El cardenal Osoro con un grupo de niños, durante la fiesta de la Navidad de la Fundación Madrina, en la catedral. Foto: Archimadrid / José Luis Bonaño.

«Esta historia que celebramos esta noche en esta Misa de Gallo, de la noche de Navidad, es algo que sucedió hace 21 siglos en un lugar muy remoto, pero es un acontecimiento que se ha extendido y anunciado a todos los rincones de la tierra. En todos los pueblos ha llegado la noticia de que Jesús es el salvador», dijo el cardenal Carlos Osoro en la catedral de la Almudena durante la celebración de la Nochebuena.

«Cuando pensamos en Dios –continuó el cardenal–, pensamos en alguien enorme que lo abarca todo, pero Dios se hace pequeño, y todo su amor palpita en el corazón de un Niño» que vino al mundo «en un pueblecito insignificante, donde nadie dio aposento a María y José».

El cardenal propuso también darnos cuenta de que «Dios nos ha elegido para anunciar esta revolución a todos los hombres», y hacerlo «dejando a Jesús que ocupe toda nuestra vida, todo nuestro corazón». Y preguntó: ¿Dejamos sitio a Dios en nuestra existencia? ¿Nuestra vida es posada para Dios?».

Por eso, «Navidad es un cántico de fraternidad, un canto de ocupación por los demás. Hagamos este cántico nuevo para toda la tierra». Esto significa que «la Iglesia debe ser también Navidad. Tenemos el mandato de ser Navidad, Buena Noticia, dadores de un rostro nuevo a este mundo. Los cristianos tenemos una responsabilidad que nos ha dado el Señor, una pertenencia a la Iglesia que hemos de llevar a los otros con alegría y amor sincero».

Esta dimensión misionera supone que «Dios quiere salir a través de nosotros y entrar en el corazón de tantos y tantos hombres. A Dios hay que dejarle entrar, pero también dejarle salir para hacer la revolución de la ternura, romper divisiones y diluir todo mal. ¡Este mundo se puede cambiar, se puede hacer diferente! Jesús viene a decirnos: “Salid, cambiad este mundo, dejadme entrar en vuestra vida y dejadme salir a cambiar el mundo”».

Al día siguiente, en la Misa de Navidad, el cardenal Osoro se centró en tres palabras: conocer, adorar y vivir sabiendo quién es Dios», porque «el Dios en quien creemos no se ha escondido. El océano de amor que nos rodea por todas partes se nos ha manifestado en Jesucristo, que alumbra el mundo con la luz de su amor», pero «podemos rechazar el amor. A veces Dios no puede encontrar casa en nosotros», y muchos hombres «sufren el hambre, el odio y la guerra, y no hay sitio para los ancianos, para los niños, para los inmigrantes, para los necesitados». Por eso, «cuando Dios te dice: “Yo te amo”, entonces haz tú lo mismo, en tu familia, en tu lugar de trabajo, en lugares donde veas que no hay amor».

Con los más vulnerables

Durante estos días, el arzobispo ha participado en diferentes eventos navideños, como la fiesta de Navidad de la Fundación Madrina, en la que centenares de niños y sus madres se acercaron al misterio de la Navidad de la mano de los Reyes Magos, que fueron hasta la catedral para venerar al Niño Jesús en el altar y después ofrecieron sus regalos a los más pequeños.

Asimismo, como viene siendo habitual en los últimos años, el cardenal Osoro ha compartido estos días con los más vulnerables: con los enfermos del Hospital Central de la Cruz Roja, con los pobres del comedor de las Misioneras de la Caridad o con los internos de la prisión de Soto del Real.