El día del juicio le será más llevadero a Tiro y Sidón y a Sodoma que a vosotras - Alfa y Omega

El día del juicio le será más llevadero a Tiro y Sidón y a Sodoma que a vosotras

Martes de la 15ª semana de tiempo ordinario / Mateo 11, 20-24

Carlos Pérez Laporta
Pantocrator. Mosaico de la Déesis de la Basílica de Santa Sofía, Estambul, Turquía. Foto: Federico Moroni.

Evangelio: Mateo 11, 20-24

En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían convertido:

«¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza.

Pues os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.

Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Pues os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti».

Comentario

Lo primero que llama la atención es que «se puso Jesús a recriminar a las ciudades». Se dirige a la comunidad, y no a los individuos. Cada uno tiene responsabilidad personal, pero también hay una responsabilidad conjunta. La fe personal nunca es puramente individual, siempre es comunitaria, siempre es eclesial. Decir «yo creo» de forma personal significa introducirse en el «yo» de toda la Iglesia; esto es, significa asumir personalmente la fe de toda la comunidad. Por eso, Jesús recrimina a toda la comunidad en la que «había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido». Comunitariamente han impedido la conversión: porque cuando hablaban entre ellos sobre lo que Jesús hacía, no se ayudaban unos a otros a comprender, a corregir, a buscar la verdad de lo que estaba sucediendo con Jesús.

En ese sentido, nosotros también tenemos responsabilidad sobre nuestros vecinos, amigos y familiares; nosotros responderemos también sobre su fe. Si no intervenimos en los procesos sociales, en las comunicaciones entre nosotros apuntando a la conversión, somos responsables también de la falta de fe de nuestra gente. Su salvación es también tarea nuestra, y responderemos el día del juicio por ella: «Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti».

Porque no basta con intentar ser buenos o justos para alcanzar el cielo. Es necesaria la conversión: «Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al Abismo». Es necesario que alcance la fe, no basta la moralidad humana. No basta contribuir a la justicia de nuestras ciudades, es necesario buscar la conversión. Sin fe, y por tanto sin conversión, la vida se parece al abismo.