El cuidado de los vulnerables pasa de los centros a las casas
La nueva estrategia de cuidados del Gobierno tiene como objetivo que mayores, menores tutelados, personas sin hogar o con discapacidad pasen de aquí a 2030 a vivir en domicilios con el apoyo de técnicos
«Una persona en situación de calle a las 8:30 horas ya no puede estar en el albergue y tiene que empezar una peregrinación por la ciudad para darse una ducha o lavar la ropa. Al final tiene muy poco tiempo para lo importante, que es recuperar su vida». Este es el diagnóstico de Maribel Ramos, subdirectora de HOGAR SÍ, una entidad contra el sinhogarismo. Ella ha formado parte del consejo asesor en el que el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 se ha apoyado para buscar una nueva forma de abordar los cuidados en España. Se trata de la Estrategia estatal para un nuevo modelo de cuidados en la comunidad, que tras su aprobación en el Consejo de Ministros el pasado 11 de junio, en los próximos seis años transformará el sector para que personas sin hogar, ancianos, menores tutelados y personas con discapacidad vivan, en vez de en centros, en su propia casa con el acompañamiento de especialistas. Es una iniciativa que implica asimismo a los ministerios de Vivienda, Igualdad, Transición Ecológica y Reto Demográfico, y Sanidad.
Aunque los centros prestan un servicio necesario, Ramos apostilla que en ocasiones «hay una cultura de acompañamiento más centrada en las necesidades de la institución que en los deseos de las personas». El objetivo de esta estrategia es, como indica su subtítulo, realizar «un proceso de desinstitucionalización». En el caso del sinhogarismo, es una intención «muy necesaria» debido a la «ineficacia» de los albergues pues, según el INE, el 40 % de personas en situación de calle llevan así más de tres años.
Xabier Parra, vicepresidente de la Federación de Asociaciones y Centros de Ayuda a Marginados (FACIAM) también ha participado en el consejo asesor de esta estrategia a petición del Ministerio de Derechos Sociales. Define el plan como «muy interesante pero muy complejo, porque supone un giro de 180 grados en cómo se ofrecen los cuidados». Y pide, ante todo, «cautela en este proceso de desinstitucionalización», para «hacer una transformación paulatina» ya que «no podemos anular un sistema que ya existe y tiene muchos beneficios para muchas personas» y luego «inventarnos otro desde cero».
En el caso de los niños tutelados por el Estado, Parra señala que «el objetivo es tender del acogimiento residencial al familiar». Reconoce que los centros de menores «serán siempre necesarios», pero los considera susceptibles de mejora «para ser más amables y más pequeños, y que el niño sea lo más importante».
En cuanto a los ancianos, otro grupo de personas a los que se dirige esta estrategia, Xabier Parra explica que las primeras propuestas en el consejo asesor fueron «muy combativas» y centradas en que «la gente pueda permanecer más tiempo en sus viviendas». Se contemplan alternativas como el coliving, un piso compartido por unos pocos mayores y con «una mayor apuesta por la ayuda a domicilio» para que sean lo más autónomos posible. También cree que las residencias deberán seguir existiendo, pero se procederá a «la reducción de prácticas como las sujecciones» y se instalarán residencias en otros lugares que no sean el extrarradio «para que puedan estar en los centros urbanos».
Pilar Carrasco, responsable del Área de Mayores y Envejecimiento de Cáritas Bizkaia, explica que, hasta ahora, la atención a los ancianos «se ha vivido como un modelo hospitalario». Espera que esta apuesta por que los mayores permanezcan en el barrio, visitados por especialistas y voluntarios, «genere unos vínculos basados en la vecindad». Ello supone un cambio de paradigma porque, «cuando cuido a una persona en su domicilio, tengo que respetar su historia de vida». Y declara que desde Cáritas «acogemos con alegría esta estrategia» porque «hasta ahora los cuidados permanecían en el ámbito privado», pero «custodiar la vida es cosa de todos, también del Gobierno».
1.323 millones de euros
La implementación de la estrategia dependerá de la coordinación no solo de cinco ministerios, sino también de las comunidades autónomas. Ante el riesgo de que quede en papel mojado debido a los pulsos entre políticos, Maribel Ramos espera que «haya altura de miras» y reivindica que «el interés del ciudadano debería estar por encima de las confrontaciones», aunque reconoce que, «como cualquier proceso de conversión, no se puede hacer de la noche a la mañana».
Por su parte, Xabier Parra celebra que el plan «tenga un presupuesto de partida, algo inusual en este país». Serán 1.323 millones de euros que buscarán «generar palancas de cambio» en el sector de los cuidados, para que la estrategia ministerial se aplique en cualquier región, independientemente del color político de las autoridades.