El Cristo de Medinaceli procesiona por Madrid «para reconocernos rescatados»
Las calles del centro de Madrid estallaron de júbilo este sábado al paso de la talla de Jesús Nazareno de Medinaceli, que realizó una salida extraordinaria desde la catedral en el 80 aniversario de su vuelta a España «como un refugiado» al término de la guerra civil, en palabras del obispo auxiliar monseñor José Cobo
Como explicó monseñor Cobo, el regreso de la imagen del Jesús de Medinaceli desde Ginebra (Suiza) era una continuación de su historia de «peregrino». En el siglo prelado XVII fue llevado por los padres capuchinos a La Mámora (Marruecos) «para culto de los soldados españoles», pero allí fue «robado y arrastrado por las calles» hasta que «unos hermanos lograron convencer a los que tenían la imagen para que se tasara el rescate pagando su peso en oro». Según «la leyenda», detalló, «la balanza se equilibró exactamente cuando se acumularon 30 monedas» y, ya rescatada, la talla «inauguró un viaje hoy muy familiar para muchos: pasó por Tetuán, de allí a Ceuta, y por Gibraltar hasta llegar a Madrid en el verano de 1682».
En la capital, subrayó monseñor Cobo, «generaciones de cristianos» han mirado la imagen de Jesús de Medinaceli y «han aprendido a caminar con Él», y hoy sigue siendo necesario «mirarlo desde la sed que tenemos de buscar sentido a la vida que llevamos». En «un mundo que maquilla el dolor y la fragilidad porque no sabe cómo acogerlos», donde muchos viven en la «autorreferencialidad» y la búsqueda del poder, «Cristo se pone delante humillado» y así invita a vivir «desde la fortaleza que solo Dios da» y a recorrer «el camino de la entrega, atravesando el dolor desde dentro, cargando con las crueles cadenas del mal y deshaciendo su maldición con la única arma del amor sacrificado».
Al mirar a Jesús de esta forma, prosiguió el obispo auxiliar, «incluso los momentos más oscuros de nuestra existencia se iluminan, y nos da esperanza». «Cada uno de nosotros tiene su historia; cada uno de nosotros también tiene sus errores, sus pecados, sus momentos felices y sus momentos oscuros. Los lugares de los que hemos de ser rescatados. Desde ellos nos hará bien, hoy, mirarnos y mirar a Jesús desde el corazón, y repetirle en silencio: “Acuérdate de mí, Señor”», aseveró.
Con pobres, no nacidos y migrantes
Con esa «experiencia de rescatados», tal y como aseguró el prelado ante una catedral abarrotada, «vamos a nuestras familias, a nuestros vecinos y a la creación en la que Dios nos ha colocado», y ahí emerge «el compromiso de rescatar a aquellos con quien Cristo se identifica», como los pobres, los no nacidos, los migrantes y refugiados, las víctimas de violencia o «los que necesitan la misericordia».
En este sentido, aludiendo al Mes Misionero Extraordinario y al Plan Diocesano Misionero, monseñor Cobo concluyó su homilía con el recordatorio de que la misión es precisamente «reconocernos rescatados para juntos rescatar y llegar a todos los corazones que necesitan de este Dios que se pone en nuestras manos».
Con ese anhelo de sentirse rescatados por Él y así enviados al mundo, miles de madrileños se acercaron a venerar a Jesús de Medinaceli durante todo el día a la catedral. A las 18:00 horas, la imagen salió a la calle, en medio de una riada de fieles emocionados –entre ellos, monseñor Jesús Vidal– y con la música de Diana Navarro marcando el paso, para volver a la basílica de Jesús de Medinaceli, que es su casa y la de todos.