«El cristiano no puede contentarse con tener esperanza; también debe irradiarla», dice el Pontífice - Alfa y Omega

«El cristiano no puede contentarse con tener esperanza; también debe irradiarla», dice el Pontífice

Pide que se llegue a una «solución política» en Siria y que promueva responsablemente la estabilidad y la unión del país

Victoria Isabel Cardiel C.
El Papa en un momento de la audiencia general que ha presidido este miércoles en el Aula Pablo VI del Vaticano
El Papa en un momento de la audiencia general que ha presidido este miércoles en el Aula Pablo VI del Vaticano. Foto: Twitter de Eva Fernández.

Los rebeldes sirios han anunciado este miércoles que han tomado el control por completo de la ciudad de Deir ez Zor, en el este de Siria y capital de la provincia homónima. Su avance imparable y, sobre todo, cómo lograrán limpiar al país del odio y los sentimientos de venganza que 14 años de guerra civil han clavado en los corazones de los sirios preocupa hondamente al Papa. En su primer acto público tras la caída del régimen de Bashar al Asad, después de la audiencia general de este miércoles ha manifestado: «Espero que se llegue a una solución política que promueva responsablemente la estabilidad y la unión del país. Rezo para que el pueblo pueda vivir en paz y seguridad en su amada tierra, en una nación afligida por tantos años de guerra».

Francisco ha dedicado este miércoles la catequesis a explicar la invocación a Cristo resucitado que aparece en los últimos versículos de la Biblia, en concreto en el libro del Apocalipsis: «El Espíritu y la Esposa dicen: “¡Ven!”». Haciendo un repaso histórico, ha constatado que en las reuniones litúrgicas de los primeros cristianos resonaba en arameo el grito «¡Maràna tha!», que significa precisamente «¡Ven Señor!». Una invocación escatológica que expresaba «la ardiente espera del regreso glorioso del Señor». El Pontífice ha destacado que esta expectación nunca se ha desvanecido en la Iglesia. Al contrario, a esta espera —que también se proclama en la Misa justo después de la consagración— se ha unido también la expectativa de su venida continua «en la situación presente y peregrina de la Iglesia».

«Se ha producido un cambio —o mejor dicho un desarrollo, ha dicho el Santo Padre— lleno de significado con respecto al grito “¡Ven!” en los labios de la Iglesia. Este no se dirige habitualmente solo a Cristo, ¡sino también al mismo Espíritu Santo!».

De este modo, ha dejado claro que después de la Resurrección, el Espíritu Santo es el verdadero alter ego de Cristo porque ocupa su lugar y lo hace «presente y operante en la Iglesia». De hecho, el Espíritu Santo es la fuente «siempre caudalosa de la esperanza cristiana».

El Pontífice ha enfatizado que la esperanza no es una palabra «vacía, ni nuestro vago deseo para que las cosas vayan bien». Es una certeza, «porque se fundamenta en la fidelidad de Dios a sus promesas». Por eso se llama virtud teologal: porque está infundida por Dios y tiene a Dios como garante. De este modo, no es una virtud pasiva, que se limita a aguardar que las cosas sucedan, sino que es una «supremamente activa que ayuda a que sucedan».

Por ello, ha asegurado que el cristiano «no puede contentarse con tener esperanza; también debe irradiarla» y ser un sembrador de ella. Para el Papa este es el «don más hermoso que la Iglesia puede hacer a toda la humanidad, sobre todo en momentos en que todo parece arriar las velas». Finalmente, el Papa ha dado un consejo para mejorar los métodos de evangelización. «No es tanto la fuerza de los argumentos lo que convencerá a las personas, sino el amor que sepamos poner en ellos. Esta es la primera y más eficaz forma de evangelización», ha concluido.