El COVID-19 amenaza la supervivencia de 38 colegios católicos en Tierra Santa - Alfa y Omega

El COVID-19 amenaza la supervivencia de 38 colegios católicos en Tierra Santa

Como consecuencia de la pandemia de coronavirus, las familias de 12.456 alumnos de los colegios del Patriarcado Latino de Jerusalén en Jordania y Palestina no pueden hacer frente a los gastos escolares de sus hijos. A esto se suma el retraso de la colecta a favor de Tierra Santa, que el año pasado aportó 780.000 euros a estos centros

Redacción
Foto: Patriarcado Latino de Jerusalén.

La pandemia de COVID-19 ha puesto en serio peligro «la existencia misma» de 38 colegios que el Patriarcado Latino de Jerusalén tiene en Jordania y Palestina, «algunos de los cuales tienen una tradición de más de 150 años». Es el llamamiento desesperado que ha lanzado el administrado apostólico del mismo, el franciscano Pierbattista Pizzaballa.

Tanto en Palestina como en Jordania, las medidas de confinamiento decretadas para detener la propagación del coronavirus han llevado a muchas personas al paro. En Jordania se ha doblado la tasa de desempleo, que antes de la crisis ya era del 19 %. Y aunque aún no hay datos, se estima que el efecto está siendo similar en Palestina, donde el paro pre-COVID-19 era del 45 % en Gaza y del 15 % en Cisjordania. Esta situación también afecta a muchos de los más de 130.000 palestinos que trabajan en Israel o en los asentamientos.

La crisis sanitaria y económica ha golpeado especialmente a ambas sociedades, cuya débil estructura estatal no ofrece coberturas sociales suficientes. «Palestina lucha con los efectos de décadas de ocupación militar y económica, y Jordania lleva demasiado tiempo asumiendo la carta de acoger a millones de refugiados e inmigrantes con unos recursos naturales limitados», explica el dossier preparado por el Patriarcado. Por ello, las familias de muchos alumnos se han quedado sin ningún ingreso y se enfrentan a serias dificultades para hacer frente a los gastos más básicos.

6,6 millones de euros de déficit añadido

La situación es distinta en Israel, donde el Patriarcado tiene cinco colegios. Allí, el Gobierno ha podido lanzar un plan de apoyo a los afectados por la crisis y ha garantizado que los conciertos de los colegios se cubrirán.

En los meses tradicionalmente más beneficiosos para los colegios, en vez de equilibrar sus balances económicos con los últimos pagos mensuales y las matrículas del curso siguiente, estos centros se han encontrado con que las familias de 12.456 estudiantes no pueden hacer este pago. Esto supone un déficit de 6,6 millones de euros que el Patriarcado no puede asumir. Ya vive al límite, económicamente hablando.

Apuesta por la educación para todos

La educación es uno de los estandartes de la «fuerte presencia institucional y la importante contribución de la Iglesia» a la sociedad de Tierra Santa, subraya monseñor Pizzaballa. No solo por el factor meramente educativo y de promoción humana, sino también por cómo en sus aulas se promueve la paz y la convivencia ecuménica e interreligiosa entre sus 20.000 alumnos. Por otro lado, «mejorar la educación en los pueblos ayuda a reducir la emigración cristiana a las ciudades y a otros países», aseguran desde el Patriarcado.

Los colegios de esta institución, frecuentemente escuelas parroquiales, se precian de ofrecer a todos «el acceso a una educación excelente, independientemente de su estatus o ingresos». Las cuotas son «las más bajas de todos los centros cristianos» de la región, las familias más necesitadas tienen importantes descuentos o están exentas del pago, y el Patriarcado invierte fuertes sumas en mantener abiertas escuelas de zonas marginales.

Foto: Patriarcado Latino de Jerusalén

Y sin colecta de Tierra Santa

Todo ello le supone importantes pérdidas que sería imposible soportar sin ayuda externa. Aquí entra en juego un problema añadido: una de las principales ayudas que tiene el Patriarcado es la colecta especial a favor de Tierra Santa que se celebra cada Viernes Santo. El año pasado, solo sus colegios recibieron 780.000 euros de los 7,6 millones recaudados en todo el mundo. Es decir, estos centros se llevan aproximadamente el 10,3 % de una colecta que, también como consecuencia de la pandemia, este año no ha tenido lugar. Pospuesta al 13 de septiembre, es previsible que los fondos no lleguen a su destino hasta 2021.

Esta suma de factores pone «en cuestión la sostenibilidad de los colegios y finalmente dificultará su capacidad de pagar los sueldos» de sus 1.800 trabajadores. Reducir los salarios o prescindir temporalmente de parte del personal «será una decisión muy dolorosa puesto que muchos son cristianos y esto aumentará mucho los problemas económicos que ya tienen en muchos casos por el desempleo de sus cónyuges».

De hecho, el Patriarcado considera que sería más bien necesario, «ética y moralmente», compensar el esfuerzo extra de los docentes para adaptarse a la enseñanza a distancia, un esfuerzo que están llevando a cabo «en condiciones muy difíciles» como equipos inadecuados, fallos en la conexión a Internet y falta de preparación.

La labor de la Orden del Santo Sepulcro

Por todo esto, la Orden Ecuestre de los Caballeros del Santo Sepulcro, dedicada desde siempre a ayudar a la Iglesia madre de Jerusalén, a las escuelas que administra y a sus iniciativas caritativas y sociales, ha establecido un fondo ad hoc para la recaudación de subvenciones extraordinarias que serán destinadas a sostener a familias en dificultades en la tierra de Jesús, informa la agencia Fides.

Esta orden sostiene el funcionamiento ordinario de 38 escuelas en Palestina, Israel y Jordania, donde 1.300 maestros y empleados trabajan al servicio de 15.000 estudiantes, tanto musulmanes como cristianos. Tras la pandemia, los 650.000 dólares ya asignados para emergencias sociales y humanitarias se han demostrado insuficientes, por lo que se pensó en establecer un fondo especial de emergencia COVID-19.

De los 30.000 miembros, y de las lugartenencias dispersas en los cinco continentes ya ha llegado «una respuesta generosa» y se espera poder aumentar la colecta ampliando el círculo de donantes. Los fondos recaudados se utilizarán para familias y estructuras escolares que se encuentran en un estado de mayor sufrimiento. Las estructuras del Patriarcado latino de Jerusalén y las parroquias de Tierra Santa identificarán los casos concretos de personas y grupos familiares a los que apoyar.

Reapertura del Santo Sepulcro

En medio de esta dramática situación, la Iglesia en Tierra Santa también puede celebrar una buena noticia. La basílica del Santo Sepulcro reabrirá sus puertas este domingo 24 de mayo después de permanecer cerrada durante dos meses a causa del coronavirus. Así lo ha confirmado Adeeb Jawad Joudeh Alhusseini, custodio de las llaves del templo, a través de un post en Facebook.

Todavía falta la confirmación oficial, pero la noticia ha sido acogida «con satisfacción» por parte de las confesiones religiosas presentes en la basílica, ha explicado Alhusseini a la agencia SIR de la Conferencia Episcopal Italiana. Ha añadido que la reapertura se hará en estricto cumplimiento de las normas de distanciamiento social impuestas por el Ministerio de Salud de Israel: no podrán acceder al interior más de 50 personas a la vez y todas deberán llevar puesta la mascarilla.

La reapertura, que se suma a la de la basílica de San Pedro en Roma a principios de semana, supone un primer paso en la reactivación del turismo y de las peregrinaciones, una de las principales fuentes de ingresos de Jerusalén, de la Iglesia de la región y de muchas familias palestinas.

Sin embargo, hasta que la situación se vaya normalizando la Iglesia local necesita el apoyo de los cristianos de todo el mundo por otras vías. Desde Europa, se puede contribuir al sostenimiento de los colegios del Patriarcado mediante una transferencia a la cuenta que este tiene en el Pax Bank alemán, con IBAN DE16370601930058029017. Para otras formas de colaboración, se puede contactar con la campaña en el correo electrónico appeal@lpj.org. «Cada cantidad, independientemente de su tamaño, será enormemente apreciada», concluye monseñor Pizzaballa. «Es una expresión dadora de vida y llena de esperanza del ministerio cristiano».

José Calderero de Aldecoa / María Martínez López