El consumo de tranquilizantes ha aumentado un 63 % desde el confinamiento
La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios alerta sobre un fenómeno «que se está banalizando». Y si no se ponen medios, «habrá un incremento mayor» en los próximos años
El consumo de psicofármacos tranquilizantes e inductores del sueño sin receta médica experimentó durante el año pasado un crecimiento del 1,9 al 3,1 % –lo que supone un incremento del 63 %– según el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, un dato que ha querido subrayar este viernes la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en el contexto de la celebración del Día Internacional contra el Tráfico Ilícito y Abuso de Drogas, cada 26 de junio.
«Ha aumentado tanto el consumo como el número de consumidores», afirma Juan Carlos Álvarez, trabajador social del Centro de Atención a Drogodependencias (CAD) de Palencia, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Ello se debe a que estos fármacos «actúan como un mecanismo de compensación en circunstancias vitales estresantes» como las que hay en la actualidad.
Sin embargo, esto se ha visto apoyado porque en los últimos años estos medicamentos se han convertido «en un fenómeno de moda». Para Álvarez, ya antes de la pandemia «se banalizaba» con el uso de ansiolíticos y antidepresivos, «al igual que en años anteriores se restó importancia al uso del cannabis». Por ello, ha pasado a ser un dato «muy llamativo» cómo el consumo de estas sustancias «se ha disparado con la pandemia».
Para Álvarez, la clave está en la percepción social sobre estos medicamentos, y por eso señala un paralelismo con los consumos de drogas en otras épocas: «En los 80 la heroína quedó estigmatizada en un determinado momento y por eso dejó de haber nuevos consumidores, pero, en cambio, el consumo de cocaína se disparó porque tenía una imagen más benévola. Este mismo factor es el que está contribuyendo a los altos índices de consumo de tranquilizantes» en los últimos meses.
Según el trabajador social del CAD San Juan de Dios de Palencia, las consecuencias de todo lo que se está viviendo en este campo «serán visibles dentro de un tiempo, no ahora», pero de momento cree que no se ha alcanzado el techo del consumo: «Si no se ponen medios, probablemente habrá un incremento mayor. No creo que vaya a remitir de forma paralela a las restricciones por la pandemia. Esto ha venido para quedarse, y seguramente en los próximos años habrá que hacer un trabajo de prevención similar al que se ha hecho en otras épocas con otro tipo de sustancias».
Desde su trabajo de calle en el Centro de Atención a Drogodependencias de Palencia, Juan Carlos Álvarez ha observado que en los últimos meses el consumo de drogas más duras «no ha aumentado en cuanto a la cantidad general, pero las recaídas son más graves». Esto se debe a que estas personas «sufren una vulnerabilidad añadida por las circunstancias de la pandemia. Hay alrededor un ambiente latente que el adicto sufre más, porque tiene menos capacidad de adaptación. Y esto al final genera más malestar y una mayor predisposición a la recaída».