El Consejo de Estado de Turquía pospone su decisión sobre Santa Sofía
El máximo tribunal administrativo de Turquía abordó el jueves la petición de una asociación para anular la conversión del templo en museo en 1935. Los detalles se conocerán en unos días, pero un pronunciamiento preliminar apunta a que la decisión quedará en manos del Gobierno de Erdogan
El máximo tribunal administrativo de Turquía aplazó el jueves hasta dentro de 15 días la decisión de si se reconvierte o no en mezquita la basílica de Santa Sofía en Estambul, convertida en museo en 1935 por la entonces joven república laica que sustituyó al Imperio Otomano.
El Consejo de Estado examinó la solicitud de una desconocida asociación cercana al Gobierno islamista turco, la llamada Asociación para el Apoyo de los Monumentos Antiguos y el Medio Ambiente. Esta entidad pretendía cambiar el decreto que hace 85 años secularizó el edificio. Argumenta que el decreto contenía firmas falsificadas del fundador de la República de Turquía, Mustafa Kemal Atatürk. Que este edificio, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, vuelva a ser mezquita, es una r antigua eivindicación de los musulmanes conservadores.
Los documentos son válidos
Después de una breve vista y en un pronunciamiento provisional, el Consejo de Estado confirmó la validez de los documentos de 1935. Aunque, al mismo tiempo, recordó que fue una decisión del Gobierno de la época que podría ser cambiada por un decreto presidencial en cualquier momento. Los detalles de su decisión, sin embargo, se conocerán en las próximas semanas.
Si se confirma la potestad del Gobierno para cambiar este estatus, es fácil prever cuál será la decisión final del presidente Recep Tayyip Erdogan y de su partido, el islamista AKP. Ya en la campaña para las elecciones de 2019, Erdogan anunció su intención en este sentido. Cuenta, además, con el apoyo de su socio en el Parlamento, el ultranacionalista MHP.
Escenario de actos propagandísticos
En mayo y junio, según informaba Fides hace unas semanas, el presidente ha estado presionando y dando instrucciones para que el proceso siguiera adelante. Y el 5 de junio, dentro de la misma campaña, el Ministerio de Cultura y Turismo de Turquía organizó en Santa Sofía la Fiesta de la Conquista en el aniversario de la caída de la ciudad. Durante el acto, se leyeron pasajes del Corán.
De salirse con la suya, el Gobierno turco espera abrir el emblemático edificio para la oración el próximo 15 de julio, en el cuarto aniversario del fallido golpe de Estado contra Erdogan.
El Gobierno turco ya transformó en 2011 en mezquita la iglesia bizantina de Santa Sofía de Iznik, la antigua Nicea, que llevaba siglos en ruinas y había sido restaurada como museo en 1935. En 2013 le llegó el turno a Santa Sofía de Trebisonda, una iglesia del siglo XIII reconvertida en mezquita.
Oposición de los académicos
El proyecto, sin embargo, cuenta con una ferviente oposición en el sector académico y parte de la sociedad civil. Más de 200 académicos de arte bizantino y otomano firmaron una petición esta semana para preservar Santa Sofía como museo, reiterando que el Gobierno turco no se debería preguntar «si es museo o mezquita» sino «cómo podemos cuidar del edificio».
En el caso de ser convertida en mezquita los turistas podrían seguir visitando el edificio, pero las autoridades deberían decidir cómo concilian el rezo islámico con los mosaicos cristianos, cuando el islam prohíbe tener imágenes en un templo.
Tensión internacional
Las peticiones para una reconversión de Santa Sofía tienen entre sus detractores al Gobierno de Estados Unidos, que por boca del secretario de Estado, Mike Pompeo, apeló a Turquía a seguir con su «compromiso ejemplar» de respetar la diversidad religiosa histórica y a garantizar que la antigua basílica «siga siendo accesible para todos».
Un portavoz del Ministerio de Exteriores turco, Hami Aksoy, ha dicho estar «impactado» por las afirmaciones de Pompeo, a quien ha recordado que cualquier debate en torno al uso de Santa Sofía es un «asunto interno» que forma parte de los «derechos soberanos» de Turquía.
«Naturalmente, todo el mundo es libre de expresar su opinión. Sin embargo, nadie puede hablar sobre nuestros derechos soberanos de la forma “urgimos, pedimos”», ha señalado Aksoy en un comunicado recogido por la agencia Anatolia.