El Comité Sinodal alemán podrá tomar decisiones con todos los obispos en contra
En los estatutos del nuevo organismo fruto del Camino Sinodal, se elimina la condición de que cada resolución tenga el apoyo de dos tercios del episcopado
El Comité Sinodal de la Iglesia alemana, continuador del Camino Sinodal, va cogiendo forma. Los días 10 y 11 de noviembre se celebró en Essen su sesión constitutiva, durante la cual se aprobaron los estatutos del nuevo organismo. El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Georg Bätzing, celebró al clausurarlo que «ha cogido ímpetu. Estoy agradecido por haber entrado en una nueva fase». También afirmó que las decisiones tomadas «son un claro signo de que hemos aprendido y practicado la sinodalidad y su prerrequisito: la confianza mutua».
Todo ello, a pesar de que esta nueva andadura se inicia ignorando una vez más las advertencias del Vaticano y tomando medidas para desactivar la oposición de los obispos que intentan seguir las indicaciones de la Santa Sede. La función del comité es asegurarse de que las resoluciones del Camino Sinodal se implementen en las diócesis y preparar el camino para la creación en 2026 de un Consejo Sinodal permanente. Formado también por obispos y laicos, el consejo sería un «cuerpo de asesoramiento y toma de decisiones» económicas, de planificación y de perspectivas de futuro a nivel «supradiocesano».
El Vaticano se opuso el pasado enero a la creación del Consejo Sinodal. «Ni el Camino Sinodal, ni ningún organismo establecido por él, ni ninguna conferencia episcopal tienen competencias para establecer un Consejo Sinodal a nivel nacional, diocesano o parroquial», aseguraban en una carta remitida a los obispos alemanes, el secretario de Estado vaticano, cardenal Pietro Parolin; el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Luis Ladaria, y el responsable del Dicasterio para los Obispos, Marc Ouellet.
Boicot de cuatro obispos
Sin embargo, la Iglesia germana ha decidido seguir adelante con el proceso que llevará a la creación de este organismo. Y por este motivo varios obispos decidieron boicotearlo. En principio, el Comité Sinodal tenía que estar formado por los 27 obispos diocesanos del país, otros tantos delegados elegidos por el Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK por sus siglas en alemán) y 20 elegidos por los participantes en el Camino Sinodal; en total, 74. Sin embargo, ocho obispos estuvieron ausentes.
El cardenal Rainer Maria Woelki, arzobispo de Colonia; y los obispos Gregor Maria Hanke, de Eichstätt; Stefan Oster, de Passau, y Rudolf Voderholzer, de Ratisbona, rechazaron participar. Ya en junio vetaron el plan de pagar su labor con un fondo controlado por los obispos. También faltaron al encuentro Stephan Burgher, arzobispo de Friburgo; Stefan Hesse, arzobispo de Hamburgo; Bertram Meier, obispo de Augsburgo, y Heiner Wilmer, obispo de Hildesheim. Ellos cuatro alegaron problemas de agenda.
No es la primera vez que en el proceso sinodal alemán se toman medidas para intentar reducir la influencia de los obispos, explica Luke Coppen en la publicación católica estadounidense The Pillar. Después de que la resolución sobre moral sexual no saliera adelante en el Camino Sinodal, la organización decidió que los votos de los prelados dejarían de ser secretos: habría un registro de qué había votado cada obispo, con la consiguiente coacción a su libertad.
Los obispos, sin poder real
Ante esta realidad, en los estatutos del comité se decidió eliminar la norma que, en el Camino Sinodal, exigía que una propuesta tuviera que aprobarse con una mayoría de dos tercios tanto entre los obispos como entre los laicos. Este requisito se sustituyó por una mayoría de dos tercios entre todos los participantes.
Lo había pedido la líder del ZdK y presidenta del movimiento progresista Somos Iglesia, Irme Stetter-Karp. Aludió a la «dolorosa experiencia de aprendizaje» de los años anteriores. Durante el Camino Sinodal, una única resolución no logró los dos tercios necesarios de los votos de los obispos. Fue, en concreto, una propuesta que pedía un cambio en la moral sexual de la Iglesia. También argumentó que la decisión de cuatro de los obispos ausentes de vetar la financiación del comité «demuestra con cuánta urgencia necesitamos cambiar las estructuras de toma de decisiones».
Aplicando la norma de los dos tercios de obispos y laicos por separado, cualquier decisión necesitaría tener el apoyo de al menos 18 obispos. Si de los 27 existentes ocho no participaran como no participaron en la sesión constitutiva, bastaría que otros dos prelados votaran en contra para que no saliera adelante.
En cambio, al cambiar esta regla, una decisión podría aprobarse incluso si los 19 obispos que participaran estuvieran todos en contra, explicaba en el periódico católico Die Tagespost el periodista Peter Winnermöller. «El episcopado alemán queda así degradado a una figura sinodal» sin ningún poder real. «Lo único que el Vaticano puede hacer es intentar una vez más prohibir a cualquier católico de Alemania participar en este organismo sin sentido». Sin embargo, Stetter-Karp celebró la decisión pues, de esta forma, «este comité podrá lograr mucho para el futuro de la Iglesia».
Ahora, los estatutos y normas de procedimiento deben ser aprobados por separado por los organizadores del Camino Sinodal, por los miembros del ZdK, que se reunirán la próxima semana en Berlín, y por la Conferencia Episcopal Alemana, cuya próxima Asamblea Plenaria tendrá lugar en febrero.