No son pocas las películas europeas que hacen una crítica desde dentro del mundo pequeñoburgués de la vieja sociedad occidental. Una sociedad que se ha separado de sus cimientos de sentido y deambula inercialmente por los amargos predios de la nada. Se conservan algunos principios morales, pero que se han vuelto abstractos e incapaces de granjearse lealtades. En esta ocasión, la veterana directora italiana Francesca Archibugi adapta una novela del famoso escritor Sandro Veronesi —algunas de sus otras obras también han sido llevadas al cine—. El colibrí es su última publicación, de 2019, editada en España por Anagrama.
La película recorre la vida de Marco Carrero, un médico al que sus conocidos llaman el colibrí, por lo pequeño que era de niño. Aunque está casado con una azafata, Marina, él mantiene vivos sus sentimientos por Luisa, su primer amor de juventud y vecina del chalet de la playa. Marco tiene dos hermanos, Irene y Giacomo, y unos padres —Letizia y Probo— que viven desahogadamente y que no se llevan muy bien. Cada personaje está interpretado por varios actores, dependiendo de la época en la que se desarrolla la trama.
Como decíamos al principio, los personajes han abandonado cualquier referente existencial y se dejan llevar por sus sentimientos, a la vez que va pesando en ellos una creciente sensación de vacío. Todos son infieles en el amor, unos recurren al psiquiatra y otros al psicoanalista para tratar de sacar sus vidas adelante y ninguno de ellos tiene una vida suficientemente consistente. Son buenas personas, intentan ser humanos, incluso tienen momentos de grandeza —como cuando Marco renuncia a la fortuna que ha ganado en el juego— pero su fragilidad tiene la última palabra.
La película atrapa al espectador, no solo porque está bien contada a pesar de los permanentes vaivenes cronológicos, sino porque es fácil empatizar con las pequeñas o grandes miserias de los personajes. Ayudan una buena selección de canciones y unas interpretaciones intachables. Pero al final —un final que no podía terminar más que con un ejercicio de nihilismo solemne— el espectador tiene la triste sensación de haber visto un retrato de la parte más favorecida de la sociedad, un espejo que devuelve la imagen de una civilización que parece que ya no tiene nada que ofrecer.
De entre todas las interpretaciones destaca la de Pierfrancesco Favino en el papel del Marco adulto y las de Bérénice Bejo y Laura Morante en el de Luisa y Letizia, respectivamente. El cineasta Nani Moretti tiene un papel interesante como psicoanalista de Marina y parece el único que tiene los pies en la tierra y da pruebas de cierta solidez moral, aunque al final sucumbe a la imperante cultura de la muerte.
A pesar de todo, El colibrí es una película recomendable por las muchas reflexiones que nos obliga a hacer, y por lo desinhibido de su crítica —querida o involuntaria por parte de novelista y directora—. Quizás es mejor esto que mirar hacia otro lado.
Francesca Archibugi
Italia
2022
Drama
+12 años