Hubo un tiempo en que los lectores ingleses podían coger cada sábado el semanario Illustrated London News y buscar expectantes, entre sus páginas, un nuevo artículo de G. K. Chesterton. La editorial Encuentro, en colaboración con el Club Chesterton de la Universidad CEU San Pablo, acaba de editar el segundo volumen de una colección que pretende recoger esta fiel y fructífera colaboración de más de 30 años (1905-1936). Una interesante apuesta pues, si bien estas colaboraciones no son El hombre que fue Juevesu Ortodoxia (los libros que estaba gestando en 1907, el año que aquí nos ocupa), en ellas late la misma agudeza, el mismo brío desenfadado con el que se batía en defensa de lo sencillo frente a una ciencia que se extralimita, unos políticos en busca de su propio interés o un progreso que «cada uno se imagina con sus propios rasgos». Adversarios familiares hoy, que dotan de actualidad a esta obra. Pero el gran mérito de que sea no ya actual, sino de que roce la atemporalidad, es del mismo Chesterton. Su penetrante mirada era capaz, por ejemplo, de convertir el centenario de un autor hoy casi desconocido en un ensayo sobre las consecuencias, también literarias, de la brecha entre el «convencimiento de que la moralidad es cuestión de gustos» y la certeza de que «aunque el corazón del hombre fuera malo, siempre quedaba algo bueno, la bondad se mantenía buena».
G. K. Chesterton
Encuentro