El cardenal Zen lleva una semana hospitalizado por problemas respiratorios - Alfa y Omega

El cardenal Zen lleva una semana hospitalizado por problemas respiratorios

A sus 91 años quiso viajar a Roma para estar en el funeral de Benedicto XVI. Ya en 2016 estuvo ingresado por una complicación pulmonar

Redacción
El cardenal Zen durante su último viaje a Roma. Foto: Asia News

El cardenal Joseph Zen lleva más de una semana en el hospital por problemas respiratorios, desde que ingresó el 22 de enero para realizarse un control de salud. El propio cardenal dio ayer la noticia en un mensaje en su blog, informa AsiaNews.

El obispo emérito de Hong Kong, de 91 años, tenía problemas de salud ya antes de viajar a principios de enero para el funeral del Papa Benedicto XVI en el Vaticano, donde también tuvo una audiencia privada con el Papa Francisco.

En un mensaje dirigido a los presos de las cárceles que suele visitar, el cardenal Zen agradeció la labor de los médicos y enfermeras que lo están atendiendo y les pidió a todos que no se preocupen por su estado.

Su salud comenzó a deteriorarse poco después de regresar a Hong Kong. Durante diez días no pudo salir del seminario donde reside y la noche del primer día del nuevo año lunar sufrió descompensaciones respiratorias. Ya en 2016 había pasado tres semanas en el hospital por problemas pulmonares.

En su blog, el cardenal dice que el viaje de cuatro días al Vaticano fue «gozoso, pero también cansado». A pesar de sus dolencias, quiso expresar su respeto y cariño a Benedicto XVI en nombre de los fieles de Hong Kong y de China.

Para viajar a Roma, debió obtener un permiso de las autoridades. La policía había abierto una investigación en su contra por supuestas amenazas a la seguridad nacional, por lo que el pasado 25 de noviembre el Tribunal de West Kowloon lo condenó a pagar una multa de 4.000 dólares de Hong Kong (casi 500 euros) por la gestión de un fondo humanitario.

El 11 de mayo del año pasado la policía arrestó al cardenal Zen y otros cuatro administradores del fondo por el cargo más grave de «connivencia» con fuerzas extranjeras, uno de los delitos contemplados por la draconiana ley de seguridad que impuso Pekín en el verano de 2020.