El cardenal Ratzinger, sobre la pasión de Juan Pablo II por el hombre: «La cuestión de Dios es el centro de la antropología»
El diario Avvenire ha publicado el fragmento de una entrevista, hasta ahora inédita, del biógrafo de Juan Pablo II, George Weigel, al entonces cardenal Ratzinger. La conversación tuvo lugar el 12 de septiembre de 1996. El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe habló sobre la pasión de Juan Pablo II por la antropología, a partir de su crítica al marxismo, o de la influencia en el Papa Wojtyla de Scheler y de san Juan de la Cruz
La antropología ha sido el tema principal del Santo Padre [Juan Pablo II], como profesor y como Pontífice. En la confrontación con el marxismo, el problema principal no era tanto físico, demostrar la existencia de Dios a partir de la física o de las ciencias naturales; el verdadero problema era el del hombre, el del ser humano. Porque la verdadera cuestión es la de nuestra vocación: ¿qué debemos hacer para edificar la Historia? El problema del marxismo no derivaba de las ciencias naturales, sino de la visión histórico-antropológica de lo que es el hombre y de cómo se puede salvar. El modo en el que uno piensa en la filosofía de la Historia determina también la filosofía de la salvación. Con una idea materialista de la Historia, la liberación (…) será llevada a cabo en una redención natural de los seres humanos, en otro tiempo oprimidos por el poder económico, pero ahora liberados por una justa comprensión y aplicación del mecanismo de la Historia. En consecuencia, el Santo Padre había visto que el verdadero problema es éste: ¿qué es el hombre y cómo actúa en la Historia?¿Cuál es la respuesta cristiana a la existencia humana? Además, creía que la visión cristiana de la Historia es una respuesta más adecuada que la que ofrece el marxismo.
(…) En la visión del hombre y de la Historia, la cuestión de Dios es la decisiva para Juan Pablo II. Para el pensamiento liberal, de una manera completamente diferente al marxismo, el desarrollo, en cuanto tal, domina la Historia y es decisivo para el hombre. Para el Santo Padre, la ausencia de Dios es decisiva, y la única verdadera antropología es la antropología de Dios y del hombre. (…)
Su reflexión filosófica es la consecuencia necesaria de lo que hay en lo más profundo de su corazón. Su estudio de los místicos es un estudio del hombre, de la existencia humana. Y la existencia humana en san Juan de la Cruz se puede entender como una realidad teológica de la apertura humana a Dios. Para mí, su primera encíclica, la Redemptor hominis, representaba verdaderamente una síntesis de su pensamiento. Podemos reconocer cómo esta pasión por la antropología no es sólo intelectual, sino una pasión total por el hombre, y también la perfecta identificación, entre el interés filosófico y racional, por una parte, con la fe y su trabajo de sacerdote y teólogo, por otra. Éste es verdaderamente un texto clave para comprender al Santo Padre como figura espiritual e intelectual. Pero la espiritualidad y el intelecto, en realidad, son una única cosa, lo mismo que, en san Juan de la Cruz, la contemplación mística y la reflexión antropológica-filosófica no están separadas, sino que son esencialmente una misma cosa.
Después del estudio de la neoescolástica, Juan Pablo II encontró interesante descubrir la filosofía fenomenológica de los años 20. En esto, de hecho, manteniendo una distancia crítica con Scheler, encontró la posibilidad de sintetizar la metafísica y la antropología, y tras la fenomenología lo que aparece es la concepción metafísica del hombre.
Joseph Ratzinger
Traducción: María Pazos Carretero