El cardenal Ranjith pide que se investigue la bancarrota de Sri Lanka

El cardenal Ranjith pide que se investigue la bancarrota de Sri Lanka

El país asiático comenzó el martes dos semanas de estricto racionamiento de combustible, mientras la bancarrota del país se empieza a cobrar vidas

María Martínez López
Sri Lanka
Manifestación en Colombo el 30 de junio pidiendo la dimisión del Gobierno. Foto: EFE / EPA / Chamila Karunarathne.

La desesperación se respira en Sri Lanka. «Recientemente un padre se ahorcó porque no tenía con qué alimentar a sus hijos, mientras una madre arrojó a su hijo al río y luego intentó suicidarse», relata a AsiaNews el pastor evangélico Geeth Chamara de Silva. Al menos diez personas han muerto, la mayoría de infartos, mientras hacían cola durante días para conseguir combustible.

«La gente me dice que sobreviven comiendo algo de fruta y papaya hervida». En el suburbio de Kadawatha de la capital, Colombo, este clérigo puso en marcha hace un mes un comedor social que atiende cada día a 600 o 700 personas. «Es esencial proporcionar alimento a los que padecen hambre: aunque sea una sola comida al día ya es un alivio para ellos».

Ciudades habitualmente bulliciosas como Colombo están paralizadas y con las calles desiertas, después de que el Gobierno decretara dos semanas de estricto racionamiento de combustible. La medida, en vigor desde el martes pasado hasta el 10 de julio, pretendía destinar las mínimas reservas para el transporte esencial, como el sanitario.

Aún así, largas colas de vehículos continuaron formándose en las gasolineras para lograr acceder al poco combustible que queda en el país. Madhura Chinthaka, un conductor de tuktuk (un taxi de tres ruedas) compartía con EFE su cansancio y frustración. «¿Cómo podemos seguir así? Mis hijos no han ido a la escuela y yo no he trabajado durante días». Otro golpe para la población puede venir de la petición del monopolio eléctrico estatal de multiplicar por diez la tarifa eléctrica para los pequeños consumidores, que pasaría de 14 céntimos de euro a 1,38 euros.

Peor crisis desde 1948

Sri Lanka afronta la peor crisis económica desde su independencia del Imperio británico en 1948. En sus raíces, está el gran endeudamiento del país, una sucesión de políticas erradas y el impacto de los atentados de Pascua de 2019 y de la pandemia en el turismo.

El 24 de junio, el arzobispo de Colombo, cardenal Malcolm Ranjith, subrayó que «algún día habrá que investigar la desaparición de las reservas de oro» del banco central del país. Se preguntaba «quién tomó y quién apoyo las decisiones incompetentes» que acabaron con el país en bancarrota. Por ejemplo, la de «prohibir de repente la importación de fertilizantes químicos», que ha causado el colapso del sector agrícola. «Es una razón de la situación a la que nos enfrentamos».

La situación ha obligado a muchos a abandonar el país. Según estadísticas del Gobierno, 329.015 personas han solicitado pasaportes en los últimos seis meses. La Oficina Nacional de Empleo en el Extranjero señaló que unos 134.000 trabajadores abandonaron el país desde enero hasta mediados de junio.

El FMI pide reformas

La principal esperanza del Gobierno está puesta en recibir ayuda del Fondo Monetario Internacional. Pero este jueves, la entidad pidió al país reformas fiscales urgentes para poder optar a un programa de rescate. En un comunicado al concluir una visita oficial diseñada para negociar el crédito, los miembros de la delegación afirmaron que era necesario «reducir el elevado déficit fiscal al mismo tiempo que se garantiza una protección adecuada para los pobres y vulnerables».

El organismo internacional señaló que los principales desafíos para atajar la crisis eran los elevados niveles de inflación, así como «las severas presiones de la balanza de pagos, reducir las vulnerabilidades de corrupción y emprender reformas que mejoren el crecimiento». El país asiático precisa ofrecer «garantías financieras adecuadas» de que restablecerá la sostenibilidad de la deuda para poder optar a una línea de crédito urgente.

Ayuda al Papa

Al mismo tiempo, el Ejecutivo intenta negociar con las empresas petroleras nuevos envíos de combustible. Pero estas les exigen pagos por adelantado. El grave endeudamiento del país y la incertidumbre sobre su capacidad de pago han hecho que estas compañías demanden pagos por adelantado.

Estado Unidos prometió el envío de 20 millones de dólares en asistencia adicional. Otra opción es la apertura de una línea de suministro desde Catar, a través del Fondo de Desarrollo del país árabe.

A la espera de que todas estas gestiones se materialicen, el cardenal Ranjith exhortó al Papa Francisco a «pedir a la comunidad internacional que ayude a Sri Lanka». Desde el hospital Ragama, donde celebraba la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, subrayó que «necesitamos apoyar al hospital pediátrico de Borella y el hospital oncológico de Maharagama, especialmente con medicinas y equipamiento».