El cardenal Cobo reclama un pacto de Estado por la migración: «No podemos ir poniendo parches» - Alfa y Omega

El cardenal Cobo reclama un pacto de Estado por la migración: «No podemos ir poniendo parches»

Durante un desayuno informativo organizado por La Razón, el arzobispo de Madrid ha puesto en valor la fe de un niño al que pudo acoger inmediatamente después de que su padre asesinara a su madre. «En momentos difíciles, me acuerdo de aquel niño. Yo quiero tener su fe»

Cristina Sánchez Aguilar
Cobo durante la intervención en el desayuno
Cobo durante la intervención en el desayuno. Foto: EFE / Chema Moya.

El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha participado la mañana de este miércoles en un desayuno informativo organizado por el diario La Razón en su sede madrileña. Ante un nutrido grupo de personalidades y entrevistado por varios periodistas encabezados por el director del medio, Paco Marhuenda, Cobo, preguntado sobre la cuestión del Valle de los Caídos, ha confirmado que su papel es el de «interlocutor» para «conectar todas las jurisdicciones», que «todas tengan su voz». En este momento, «estamos todavía en diálogo con muchos agentes», pero lo que sabemos es que «la comunidad sigue, también la basílica y el culto y los elementos religiosos que hay alrededor».

Además, ha recalcado que «el actor principal es el Gobierno», ya que el Valle es un monumento «que administra el Estado a través de su patrimonio, como sucede con El Escorial». La Iglesia está allí «porque fue llamada, porque se quiso que hubiese una abadía pontificia». Pero, además del actor principal, ha explicado, «aparecen otras jurisdicciones internas, como la de los benedictinos, que tienen una normativa propia y con una regla específica», o la presencia de una basílica, «que está bajo el cuidado de la Santa Sede y sujeta a normas internacionales». A partir de ahí, «hay una necesidad de relación con la Conferencia Episcopal en cuanto el Gobierno entra en acuerdos y elementos que desorbitan las relaciones normales con una ciudad».

El arzobispo de Madrid ha señalado que «nuestra misión como Iglesia es orar por la paz, porque allí hay un templo, y los templos están para eso, para rezar por la paz y celebrar la Eucaristía».

Cobo ha aludido también, en respuesta a una cuestión al respecto, sobre el escrache vivido a la salida de la Asamblea Plenaria pasada a las puertas de la Conferencia Episcopal, donde algunas voces se dirigieron específicamente a él por la cuestión del Valle de los Caídos. «Es algo que se vive mal, pero allí había muchos tipos de gente». Hay quien «ha querido teñir de un color el Valle, y otros de otro, pero la Iglesia no entra ahí». Pero, al salir a la puerta y empezar a hablar, ha asegurado, «la experiencia es que hay gente que se han dejado llevar y que había otros organizados que no sé qué querían de nosotros». Hay cuestiones que son «para plantear al Gobierno, no a nosotros».

Retos y problemas de la Iglesia en Madrid

En este Año jubilar de la Esperanza, el cardenal Cobo ha constatado frente a los centenares de personas presentes que «el mundo está mal, lleno de desvinculación y desesperanza». Hay un «virus que está entrando, personas desarraigadas porque han roto con Dios, consigo mismos, con su familia y con la historia, y esto hace perder muchos nortes».

Por ello, el objetivo de la Iglesia en Madrid es mostrar «que todos venimos del mismo Dios y hacer un Madrid más humano sabiendo que Dios cuenta con nosotros». Otro de los focos es «sintonizar con la Iglesia universal a través de la sinodalidad, que es aprender a caminar y hacerlo juntos», algo que ya se está implementando a través del trabajo transversal.

Un momento del desayuno
Un momento del desayuno. Foto: EFE / Chema Moya.

El arzobispo de Madrid ha destacado el carácter de una diócesis «con muchísimos laicos y un tesoro especial, 1.600 curas en activo que están dando la vida porque el Evangelio siga estando presente en mil barrios» y más de 2.500 presencias en educación, sanidad, atención a los mayores y acción social. «Decimos a nuestros vecinos y vecinas que hay esperanza».

Entre los retos enumerados, Cobo ha destacado el dar «valor a tantas familias que explican con su vida que amar y dar la vida por sus hijos es signo de esperanza», por ejemplo, ante el discurso social tan extendido de jóvenes que creen que ser padres es «no realizarse». Otro de ellos es «la juventud», y ha puesto el ejemplo de los más de 2.000 jóvenes que el pasado viernes recorrieron en silencio las calles del centro Madrid en un vía crucis. «Queremos estar ahí, con los jóvenes en búsqueda».

Sobre los problemas, el cardenal José Cobo ha destacado, en una gran urbe que también cuenta con más de 90 pueblos, la soledad no deseada; la dualización social con «ciudades invisibles dentro de la propia ciudad, que no son conocidas»; la salud mental, «no atendida lo suficientemente»; los abusos en el interior de la Iglesia, pero también «en el ámbito intrafamiliar», desde donde «cada vez llegan más casos al Proyecto Repara» y la violencia y la polarización social.

José Beltrán, José Cobo y Paco Marhuenda durante el desayuno
José Beltrán, José Cobo y Paco Marhuenda durante el desayuno. Foto: @larazon_es.

Cobo se ha detenido en la cuestión migratoria, a la que ha definido como «oportunidad para nuestra Iglesia», y ha constatado que, desde el prisma político, se «van dando soluciones a corto plazo, pero para la migración tenemos que sentarnos y hacer un pacto de estado, porque no va a ser una situación puntual». Hay «siete millones de puestos de trabajo en Europa y 22 millones de jóvenes en el sur del Mediterráneo, ¿no van a venir? No podemos, políticamente, ir poniendo parches», ha constatado, y ha pedido de nuevo un pacto, también a nivel europeo, «que atienda a los que llegan, que van huyendo de infiernos, y que regule la migración».

El arzobispo de Madrid ha reivindicado «espacios de fraternidad, generar una cultura que genere vida y no haga asumible la desgracia del aborto, una Iglesia que trabaje por la justicia social y que nos sentáramos a la mesa con las administraciones para trabajar juntos y responder a los problemas que tenemos en Madrid».

«En momentos difíciles me acuerdo de aquel niño»

La intervención ha concluido con una anécdota personal que ha marcado su forma de entender la vocación y la misión de la Iglesia. Ha recordado que su vocación «respondió a una insatisfacción tras terminar la carrera» y a su trabajo en «Proyecto Hombre, donde aprendí que Dios está en la muerte de un hijo por la droga».

Sobre lo más bonito para un cura, ha respondido que es «poder celebrar Misa por las mañanas con el grupito que hay y salir por el barrio y conocer las historias de los vecinos, que sepan que pueden contar contigo». Y ha recordado la historia de un niño de catequesis que le llevaron nada más saber que su padre había matado a su madre. «Así, sin anestesia. Nos fuimos a la capilla y él estaba totalmente bloqueado. Empezamos a rezar; el niño era consciente de todo, y me dijo que estaba muy triste porque su mamá estaba en el cielo y sabía que había sido su papá. Me preguntó si su papá no iba a ir al cielo y él mismo respondió que “seguro que Dios, que es más bueno que nosotros, entiende a mi papá”».

Ese niño «rezando en un momento dramático en su vida, que es capaz de ponerse delante de Dios y que es capaz de asimilar que su madre está con la Virgen y sabe que Dios entiende lo que él no entiende… En momentos difíciles me acuerdo de aquel niño. Yo quiero tener su fe».