El cardenal Chow desafía el silencio impuesto sobre Tiananmén: «No puedo olvidar»

El cardenal Chow desafía el silencio impuesto sobre Tiananmén: «No puedo olvidar»

El obispo de Hong Kong subraya en un artículo que «por mucho que algunos quieran que lo ocurrido sea archivado, para muchos sigue siendo una fuente de sufrimiento» 35 años después. Por ello, reflexiona sobre la importancia del perdón

Redacción
Foto: AFP / Peter Parks.

«Esta fatídica época del año». Así se refiere el cardenal Stephen Chow Sau-yan, obispo de Hong Kong, al aniversario de la masacre de Tiananmén, en Pekín (China), de la que este 4 de junio se cumplen 35 años. Se trata de una efeméride innombrable tanto en la China continental como en la antigua colonia británica, ahora región administrativa especial china. Está vetado cualquier acto de homenaje a las víctimas, que según distintas estimaciones fueron varios cientos o incluso hasta 3.000.

Las autoridades hongkonesas han puesto todos los medios para evitarlo. Al amparo de la Ley de Seguridad Nacional, se ha ordenado la detención de los promotores de una vigilia convocada a través de Facebook, similar a las que se organizaban hasta 2019. Fue el último año antes de la entrada en vigor de dicha ley. Y en Victoria Park, donde se realizaban las concentraciones, se ha organizado una feria que se prolongará hasta el día 5.

Sin embargo, el cardenal Chow no ha querido dejar pasar la ocasión de reflexionar sobre lo ocurrido, si bien con discreción. No en vano la violenta represión de los manifestantes de la emblemática plaza de Pekín le marcó profundamente en su juventud. «Lo ocurrido en 1989 me impresionó mucho», aseguró en una entrevista a Mondo e Missione en 2022. A raíz de lo ocurrido, colaboró durante un tiempo con Amnistía Internacional. Y antes de ser obispo participó en las vigilias de homenaje en Hong Kong.

Memoria y perdón

En esta ocasión, ha querido recordar lo ocurrido mediante un artículo publicado la semana pasada en el semanario diocesano, el Sunday Examiner, y que recoge AsiaNews. En él afirma que «por mucho que algunos quieran que lo ocurrido sea archivado, para muchos sigue siendo una fuente de sufrimiento». Ese hecho «ha dejado una herida profunda en algunas partes de nuestra psique» y «sigue siendo un punto doloroso que requiere atención adecuada para curarse».

Reconoce, con todo, que «no debemos detenernos, sino seguir adelante» para no quedar atrapados «en un espacio oscuro de dolor y resentimiento sin fin». Pero «eso no significa que pueda olvidar lo que vi y sentí tan profundamente aquella noche y en las semanas siguientes».

Feria instalada en Victoria Park para evitar las vigilias de homenaje. Foto: AFP / Peter Parks.

La respuesta sobre cómo afrontarlo, abunda, la recibe de la fe cristiana. Ella «me lleva a perdonar a todas las personas y cualquier cosa». Abriéndose al perdón, «la reconciliación y la curación tienen más posibilidades de convertirse en realidad». El Dios cristiano, que se caracteriza por su «amor incondicional», «está siempre disponible», incluso para quienes «todavía no tengan el valor de pedir» perdón.

El obispo subraya incluso que «el perdón de Dios no requiere de nuestro arrepentimiento». Eso implica que todos «podemos aprender a perdonar de manera proactiva». Tal acto «no significa olvidar, pero ofrece una condición preliminar para nuestra libertad interior y un futuro más luminoso para todos».

Su artículo termina con una plegaria en la que describe cómo «en la oración he caminado con las víctimas y sus familias durante los últimos 35 años; no he dejado de acompañarlos con momentos de reflexión y una tristeza que siempre vuelve y a veces parece infinita». Pero la pena convive con la «esperanza en el Señor resucitado, que pasó por esta misma muerte». Asimismo, encomienda a Dios «el desarrollo democrático del país».

14 detenidos siguen en prisión

Entre el 15 de abril y el 4 de junio de 1989, grupos de estudiantes lideraron una serie de manifestaciones en la icónica plaza de Tiananmén, corazón cultural de Pekín. Las protestas congregaron desde a intelectuales críticos con la represión a trabajadores que protestaban por la inflación. En la noche del 3 de junio, el régimen ordenó a la infantería del Ejército disolver las concentraciones con tanques. A día de hoy, 14 opositores que allí siguen en prisión, según la organización Chinese Human Rights Defenders (Defensores Chinos de los Derechos Humanos). Aunque en la mayoría de casos se debe a que volvieron a ser arrestadas tiempo después por su lucha por la democracia. «Todos los que se preocupan por la justicia deben exigir públicamente que las autoridades chinas pongan en libertad de inmediato y sin condiciones a estos y a todos los demás presos de conciencia de China», ha afirmado la entidad.