El Camino de Álvaro continúa: «Estoy animado a volver a contar lo que Dios nos quiere»
A pesar del reciente cierre de la campaña de recogida de fondos para el Cottolengo de Málaga, El Camino de Álvaro seguirá activo en las redes sociales. «La cuenta no la vamos a cerrar. Ha sido una experiencia inolvidable», asegura su padre en conversación con Alfa y Omega
Ildefonso y Álvaro Calvente, los protagonistas de El Camino de Álvaro, han puesto fin a la campaña de recogida de fondos para el Cottolengo de Málaga (Casa del Sagrado Corazón) que iniciaron durante su peregrinación a Santiago. La recaudación terminó el 15 de agosto, coincidiendo con la fiesta de la Asunción de Nuestra Señor. «Empezamos con María —en los días previos a la Virgen del Carmen— y hemos terminado ahora también con María», explica Ildefonso a Alfa y Omega.
En total, se han recaudado 1.314 € gracias a 34 donantes cuyo dinero será entregado a las hermanas de la Institución Benéfica del Sagrado Corazón. «Siempre se puede aspirar a más, pero yo creo que está bien. Y más, teniendo en cuenta que ha sido algo que hicimos sin ningún tipo de ambición, con el único propósito de ayudar a los demás, y que al final ha logrado implicar a bastante gente», explica Calvente.
Los preferidos de Dios
La campaña que ahora termina se inició después de que el trío de peregrinos —conformado por los Calvente y Paco Millán— decidieran aprovechar el inesperado interés que suscitó la cuenta de Twitter @CaminodeAlvaro, en la que publicaban su particular Camino de Santiago, para tratar de ayudar a «aquellos de quienes nadie se acuerda: los más pobres de los pobres».
A ellos son a los que atienden, precisamente, en el Cottolengo de Málaga. «No te preguntan ni de dónde vienes, ni a dónde vas, ni qué religión tienes, ni por tu ideología. No te preguntan absolutamente nada. Ellos te acogen a ti como persona y les da igual el resto. Su misión es ayudar al necesitado, a los pobres de entre los pobres, a los preferidos de Dios: familias inmigrantes, desahuciados, ancianos, personas con discapacidad… que no tiene nada ni a nadie», explica.
Ildefonso Calvente conoce bien la casa. Allí acude regularmente otro de sus hijos, Alfonso, que se tomó enserio la reflexión que hicieron en familia sobre darse a los demás un domingo después de rezar los laudes todos juntos. «Les hablé de la residencia a la que iba yo de joven, Jesús abandonado, y les invité a ofrecer su tiempo a los demás, porque dando vida, recibes la vida. Alfonso empezó visitando a los pobres por la calle y ya después empezó a ayudar en el Cottolengo», asegura su padre. El joven hacen lo que le piden. Si le piden planchar, plancha «y así, sirviendo, es cuando uno es feliz».
Peregrinación a Burgos y continuidad de la cuenta
Una vez concluido el Camino de Santiago, Ildefonso y Álvaro, junto «con mi esposa y otros tres hijos más, nos fuimos a una segunda peregrinación». En esta ocasión, el destino fue Burgos, donde visitaron el monasterio de Silos —«allí nos saludó con mucho cariño uno de los frailes que había leído nuestra historia en Alfa y Omega»— o Caleruega, lugar de nacimiento de santo Domingo de Guzmán. «En ese momento fue cuando me llegó el correo electrónico del Vaticano con la carta que nos escribió el Papa. Tuve que pedir a alguien que la leyera en voz alta porque yo no podía contener la emoción», confiesa.
Esta segunda peregrinación no fue retransmitida por Twitter. Se trataba de una actividad parroquial en la que también participaron otros 50 jóvenes e Ildefonso se muestra cauto ante la protección de datos. Sin embargo, «la cuenta no la vamos a cerrar. Yo estoy animado a volver a contarle, a todo el que quiera escucharlo, lo que Dios nos quiere y nos cuida. Ha sido una experiencia inolvidable», concluye Ildefonso Calvente.