El arzobispo de Madrid pide a Nuestra Señora de la Almudena «que nos ayude a tirar muros»

«Nos reunimos en esta plaza donde la catedral se abre a la ciudad de Madrid, y donde María abraza a nuestras diócesis y a nuestros vecinos y vecinas», ha dicho el arzobispo de Madrid, José Cobo, durante su homilía en la Misa mayor por la festividad de Nuestra Señora de la Almudena en la mañana del 9 de noviembre. La celebración ha tenido lugar a las 11:00 horas en la plaza entre la catedral y el Palacio Real.

Según el recientemente creado cardenal, «es hoy, a los brazos de la Almudena, de la patrona de Madrid, donde confluyen muchos elementos que podrían darnos pistas para una convivencia valiosa y necesaria en nuestro mundo y nuestra ciudad». El primero que ha destacado ha sido la capacidad de la Almudena para lograr que los madrileños se sientan parte «de una historia compartida y de la que todos somos herederos». Y ha recordado el origen de esta advocación mariana ligada a «la repoblación cristiana de la sociedad en tiempos de la Reconquista». «No entendemos Madrid sin su Almudena, sin la madre que aparece cuando se caen los muros, de tantos muros que creemos firmes», ha señalado.

El segundo elemento ha sido la acogida y la convivencia a la que llama la Virgen. «“Conmigo estáis en casa” dice María en cada momento, y lo dice desde cada una de nuestras parroquias y comunidades de nuestro Madrid que con ella quieren ser casa de todos en cada barrio y cada rincón», ha destacado el arzobispo. A juicio de José Cobo, «en una ciudad donde aparece la desesperanza en tantos lugares (…) María nos lanza el reto de seguir sembrando espacios de comunidad que muestren cómo es nuestro Dios y cómo nos acoge, tal y como hacen nuestras parroquias, colegios o comunidades cristianas».

Un tercer aspecto clave de la homilía del cardenal Cobo ha girado en torno a cómo «la Virgen de la Almudena, como buena madre, al ponernos bajo sus ojos, nos enseña a sentir que todos estamos ante la mirada amorosa del mismo Dios». Para el arzobispo de Madrid, «si nos podemos reconocer bajo el manto de la misma madre, entonces quizás podemos empezar a mirarnos como hermanos y hermanas sin exigirnos perfecciones imposibles, pero capaces de comprender que todos necesitamos protección, acogida, refugio y hogar».

El arzobispo ha recordado que los cristianos tienen como «misión común el hacer de nuestras sociedades lugares donde esa fraternidad sea visible». Y ha pedido ayuda a María para que «nos ayude a forjar lazos, a tirar muros para que se vea su presencia, a colaborar en la búsqueda del bien común, a descubrir el rostro de Dios, y a encontrarnos, unos con otros, en tanto que compartimos».

El alcalde de Madrid pide a la Virgen por su arzobispo, vecinos y gobernantes

Durante la celebración de la Eucaristía, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, ha pronunciado el tradicional Voto de la Villa. Los votos son promesas o peticiones que se hacen a Dios, a la Virgen o a algún santo pidiendo una especial intercesión y protección. En Madrid, la tradición del voto ante la Virgen se data por primera vez en el año 1438.

«Os ruego, en nombre de todos los madrileños, en primer lugar, que amparéis y guieis a nuestro nuevo arzobispo, José Cobo», ha pedido el alcalde a la Virgen «para que durante muchos años sirva al Evangelio de Vuestro Hijo con fidelidad y al pueblo de Madrid con solicitud paternal» y para que no le falten «fuerza y sabiduría».

Después José Luis Martínez Almeida ha pedido a Nuestra Señora de la Almudena para que las familias madrileñas «se mantengan unidas» y puedan nacer y vivir más vecinos en el futuro. Y se ha acordado de una «familia madrileña» muy especial, la Familia Real, «para que sigan desempeñando la misión que les encomienda la Constitución como símbolo de la unidad de España y de la permanencia de sus instituciones».

Finalmente el alcalde ha emplazado a los madrileños a «atender las necesidades de los más débiles» y que se atrevan a lanzarse «sin miedo a todo lo que de bueno pueda traernos el futuro». Pero sin olvidar «nunca sus raíces, sus tradiciones, su fe y su esencia propia». Y ha concluido su Voto de la Villa pidiendo por los gobernantes, «por mí el primero», para que no olviden que «a quien mucho se le ha dado, mucho le será exigido».