El arzobispo de Barcelona apela al «respeto», al «diálogo» y a vivir «como hermanos y miembros de una misma familia»
Juan José Omella ha concelebrado, junto al cardenal Angelo Amato, la Misa de beatificación de 109 mártires claretianos asesinados en 1936. El purpurado vaticano denunció la persistencia de la persecución religiosa en nuestros días: «Nos degüellan cada día, pero vencemos gracias a Aquel que nos ama»
El cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha invitado a ser «portadores de paz y respeto» y a favorecer «ámbitos de diálogo», así como a «vivir como hermanos y miembros de una misma familia», durante la ceremonia de beatificación de 109 mártires claretianos asesinados en 1936 durante la Guerra Civil Española, celebrada este sábado 21 de octubre en la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona.
«Que el testimonio de estos testigos que mueren implorando la paz nos ayuden a vivir generosamente nuestra fe también en estos momentos de nuestra historia, que nos ayude el Señor a ser portadores de paz, reconciliación, amor y respeto a todas las personas favoreciendo siempre ámbitos de diálogo, de conocimiento mutuo y entendimiento, y que la sagrada familia de Nazaret nos ayude a vivir siempre como hermanos, como miembros de una sola familia», ha pedido Omella al final de la celebración.
El purpurado ha puesto a los mártires como ejemplo de «reconciliación en tiempos convulsos» así como de «firmeza de fe, perdón y amor». Asimismo, ha defendido el cristianismo que «educa, libera, ennoblece y humaniza» y que, según ha añadido, es «la verdadera vocación de la humanidad». También ha agradecido la presencia de todos los presentes, también de las autoridades civiles, entre las ha nombrado a la consejera de Gobernación y Relaciones Institucionales de la Generalitat de Cataluña, Meritxel Borràs.
Amato recuerda el «No tinc por» tras los atentados
Por su parte, el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano, el cardenal Angelo Amato, que ha pronunciado la homilía, ha recordado el grito unísono del pueblo catalán «No tinc por!» (¡No tengo miedo!) ante los atentados perpetrados el pasado mes de agosto en Cataluña y ha asegurado que nada puede herir al hombre porque tiene «un potente antivirus», que es «su vocación a la vida».
«No tenim por (No tenemos miedo) ha sido el grito de miles de hombres y mujeres en la Plaza de Cataluña tras el cruel atentado islamista del pasado mes de agosto. El terrorismo intenta infundir miedo pero el pueblo responde con una sola voz: No tenim por. Nadie puede herir al hombre con el miedo y el terror. En el hombre existe un potente antivirus que es su vocación a la vida y no a la muerte», ha precisado.
Además, ha denunciado el «diabólico tsunami» de la persecución a los cristianos aunque ha precisado que la única «venganza» de los cristianos es el perdón. Por ello, ha puesto el ejemplo de estos 109 mártires claretianos que respondieron a sus asesinos con «la eficaz arma del perdón y la caridad» y ha explicado que la Iglesia no celebra estas beatificaciones de mártires «por venganza» sino por la ley cristiana de «la caridad sin límites».
«Nos degüellan cada día, nos tratan como ovejas de matanza pero vencemos de sobra gracias a Aquel que nos ama», ha añadido.
También se ha referido a «la persecución religiosa española» como «una virulenta epidemia de muerte y destrucción» que dejó «miles de víctimas indefensas e inocentes». «Es la historia del martirio de una Iglesia antigua y rica en santidad, la historia del amor que vence al odio», ha precisado.
Amato ha indicado que en julio de 1936, cuando estalló la Guerra Civil española, la Iglesia «fue entregada a las llamas» y ha recordado la historia de algunos de los mártires que encabezan el grupo beatificado este sábado: el sacerdote Mateu Casals, el estudiante Teófilo Casajús y el hermano Ferran Saperas. Su «único delito», según ha señalado Amato fue »ser católicos».
Además, ha lamentado que, además de ser apresados y asesinados, «no faltaron las manifestaciones de odio anticatólico». Si bien, ha añadido que a la Iglesia le conforta la «fortaleza, dignidad y valentía» con que respondieron los mártires, que no renunciaron a su fe.
Finalmente, ha invitado a responder a estas persecuciones, a esta «moderna masacre de inocentes» con la «esperanza» del cristiano que «sabe que las nubes tempestuosas son pasajeras» y ha exhortado a los fieles a ser «hombres y mujeres de primavera», como dice el Papa, y a «transformar el rencor en perdón».